Cuando no existe diferencia de edad entre el que manda y el que obedece, se establece una corriente de simpatía que para el primero representa un triunfo y para el segundo un alivio conformista de ciertas cosas bien hechas.
Vengo observando desde que Alfonso Candón tomó posesión como alcalde que se están haciendo reformas dentro de la corporación municipal y que, al parecer, eran muy necesarias; sin embargo, según mi criterio, no parecen muy acertadas.
Cuando uno se patea la calle, se escuchan comentarios acerca de los cambios que se han ido produciendo -con los que estoy de acuerdo en su inmensa mayoría-, comentarios que proceden sobre todo de los concejales tanto de la oposición como del gobierno municipal.
Por ejemplo, a gran parte de los ediles no les agrada la manera de actuar de algún que otro concejal porque le viene grande… tampoco les gusta la prepotencia con la que actúa algún teniente de alcalde…
Existen muchas más quejas acerca de todo el equipo de gobierno, pero sobre todo hay una que se repite una y otra vez, y es que desde la toma de posesión -hace ya seis meses- nuestro primer edil no se ha reunido con sus concejales para pedirles opinión sobre lo que piensan de la marcha de El Puerto.
Por supuesto que antes de los Plenos se intercambian opiniones sobre los temas que se van a tratar en el mismo, faltaría más, pero lo que de verdad necesitan es que se fije un calendario mensual para que todos los miembros del equipo de gobierno puedan exponer sus ideas y sus inquietudes.
Objetivo de los concejales: que El Puerto de Santa María ocupé en la provincia el lugar que le corresponde. Hágalo, señor Alcalde, hágalo.
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