Editorial Sevilla

Alfombras de naranjas

Un aforamiento a tiempo de los árboles habría permitido percatarse de que venía una cosecha doble de naranjas y obrar en consecuencia

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El director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento ha tenido  la gallardía de pedir perdón por la tardanza en la recogida de las naranjas, ya que es obvio que  muchas calles están alfombradas de este fruto, y ha prometido que en unas semanas sus operarios pasarán por todos los barrios recolectando a pie de árbol. El gobierno arguye  que se ha duplicado la cosecha ( 8 millones de kilos en vez de 4 millones), pero eso no es una coartada admisible.

Gobernar es prever y el Servicio de Parques y Jardines debió haber aforado con antelación suficiente los naranjos, con lo cual se habría percatado de que se avecinaba una cosecha doble -causa extrañeza porque Zoido, en su última primavera en el Ayuntamiento, podó los naranjos al máximo y a destiempo con el objeto de reducir la fructificación y ahorrarse así las cuadrillas de recolectores- y, en consecuencia, haber duplicado el dispositivo de recogida e incluso haber adelantado ésta con respecto al calendario habitual (en el último trimestre del año en vez de a partir de enero) para evitar vernos con  calles repletas de frutos caídos, por su madurez o por la acción del viento.

Si, tal como se ha dicho, hay 40.000 naranjos y se han recolectado sólo 17.500, ello significa que a estas alturas de febrero no se ha llegado ni a la mitad. Al “exceso” de naranjas (¿diríamos entonces que hubo un exceso de azahar?) se ha unido una evidente falta de previsión y de planificación.

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