A decir verdad no me sorprenden las críticas hacia el cartel de la Semana Santa. No lo hacen, porque la crítica es el deporte municipal sobre todo lo que se hace, se presenta o incluso no se hace. Hablar es gratis y charlatanes los hay.
Una cosa es el libro del gusto, que lógicamente es variopinto, pues puede haber personas que guste y otras que no. Hasta ahí todo normal. Pero habría que plantearse algo más. En principio no sé por qué la fotografía se critica más que una pintura. Bueno sí lo sé. Se valora el trabajo del pintor y se le ve como artista, pero no se ve así al fotógrafo, aunque haya estado dando vueltas durante días a ver dónde, cómo y en qué momento hace una foto, de forma que ésta resulte distinta.
Pues bien sin entrar en gustos, hay una cosa cierta, que es que la fotografía de Juanma Salazar ha logrado el objetivo. Todo el mundo habla del cartel, para bien o mal, y el eco del cartel es grande. Además, ofrece una imagen inédita en la cartelería isleña, como es una perspectiva desde altura, pero con una plaza de la Iglesia convertida en un gran auditorio. Ahí está la importancia y la demostración de que la Semana Santa mueve multitudes.
Una cosa es cierta. Si hubiera en la fotografía un paso dorado o plateado, destacaría más el paso, pero es el sobrio paso de Columna, uno de los más esperados de la Semana Santa para ver que tenemos la oportunidad de disfrutar de un Domingo de Ramos. Eso sí, estimo que es hora de que el Consejo de Hermandades evolucione y separe de una vez dos actos nada tienen que ver. El cartel es el cartel, y el pregón, elpregón. La entrega de unas cubiertas no de deja de ser algo protocolario y anecdótico que originariamente se hacía en casa del pregonero y que estimo es mucho más bonito bajo el altar de los titulares del pregonero o en un acto propio en la capilla del Castillo de San Romualdo. Opinen ustedes.
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