De incógnito

Los que gobiernan España

Lo primero que llama la atención es que no haya mujeres... pero tampoco hay ningún representante de la economía social

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  • Todos ellos... -

Una imagen vale más que mil palabras y aquí tienen la del presidente del Gobierno con los principales empresarios del país, el llamado Consejo Empresarial por la Competitividad, los que de verdad manejan los designios de este país. Para que no se pierdan, el los de la foto son: el presidente ejecutivo de Inditex, Pablo Isla; los presidentes de Telefónica, César Alierta; del Grupo Santander; Emilio Botín; del BBVA, Francisco González; de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; de Caixabank, Isidro Fainé; de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez; de Repsol, Antonio Brufau; de Ferrovial, Rafael del Pino; de Mapfre, Antonio Huertas; de ACS, Florentino Pérez; de Acciona, José Manuel Entrecanales; de Havas Media Group, Leopoldo Rodés; de Editorial Prensa Ibérica, Javier Moll de Miguel; de Corporación, Pedro Barceló; el consejero delegado de Osborne, Ignacio Osborne, y el director del Consejo Empresarial para la Competitividad, Fernando Casado. Faltaron los presidentes de Mercadona, Juan Roig, ni el de Planeta, José Manuel Lara.

Lo primero que llama la atención es, evidentemente, que no hay ninguna mujer. Al parecer las mujeres empresarias no alcanzan el tope económico que parecen tener estos señores o no son tan representativas del poder empresarial de este país a pesar de que existen y trabajan tanto o más como las corbatas. Pero más que la ausencia femenina me llama más la atención la ausencia de la economía social, esa que es la que menos empleo ha destruido, la que mejor ha aguantado la crisis conservando el mayor número de puestos de trabajo posibles y, también, la que reparte ganancias y pérdidas. Los de la foto, sólo reparten las pérdidas.

Hace mucho tiempo que la economía española mira por encima del hombro a esas empresas que no miden su potencial por el Ibex, los pelotazos y las influencias. Las cooperativas de toda la vida de Dios siempre han estado más pendientes del trabajo del día a día, del reparto de cuotas y obligaciones para continuar trabajando y de los reveses que mercados y legislaciones le han ido dando que de medirse a estos señores de la Competitividad. Ellos saben que la verdadera competitividad está en prestar un servicio o crear un producto mirando más al interior que al exterior. Todo es cuestión de conceptos: unos priman el capital y otros el trabajo, así de sencillo, pero el trabajo en el concepto amplio, que abarca desde la idea hasta la satisfacción de cliente, ese gustillo que da el hacer y disfrutar de lo que se está haciendo, el creer de verdad que lo que satisface es un trabajo bien hecho y no el Ferrari que has hecho que conduzca Fernando Alonso.

La economía social es también una forma de vivir, de entender la existencia, de abrir un margen de actuación entre las cuentas de resultados y la forma de vida de los que trabajan con y para ti, porque son tu sustento, tus socios y tu futuro. No veo yo al banquero o al empresario textil de turno adaptando una jornada laboral a la socia que tiene su hijo enfermo... Eso sí es conciliación laboral, no lo que propugnan en los vacíos y falsos apartados donde las empresas venden eso de “Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa”. Ya, como los yogures de Arias Cañete, todo depende de cuanto tiempo lleven en el frigorífico.

En fin, que a mi esta fotografía lo que único que me produce es una inmensa tristeza, un enorme vacío y un palpable desprecio hacia un sistema económico que no me convence en absoluto y que, lamentablemente, es el que dicta las normas. Ajo y agua, como diría el santo Job. O no.

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