La petición del vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, de la constitución de una mesa de trabajo para ver qué se hace con los fosfoyesos acumulados junto a la capital onubense y para la recuperación de la zona deja cierta sensación de estupor, ya que a estas alturas de este problema medioambiental, y con una sentencia que condena a la empresa Fertiberia a su retirada, pendiente de una ejecución que parece que nunca llega, deben situar la cuestión en otro plano, y no en el de empezar a plantear una vez más qué se hace. Sin dudar de la buena voluntad en el planteamiento por parte del político de Izquierda Unida, cabe preguntarse también si los onubenses, que tienen ese vertedero radioactivo a quinientos metros del casco urbano, están para más dilaciones, propuestas y contrapropuestas, estudios y otros inventos en este asunto. No es de recibo que a estas alturas, todavía se esté intentando dar alternativas a una empresa que pretende contaminar y dejar para los demás la limpieza y su coste, que no ha procedido a presentar el plan que debe y no lo ha puesto en marcha. Más que de mesas o comisiones, es hora de exigir a la administración que pida lo sentenciado, y a la empresa, la ejecución de la resolución judicial, y de que ésta, igual que ha estado a las maduras para llevarse el beneficio durante décadas, sin todo el cuidado medioambiental que debía, esté ahora a las duras y, con sus beneficios, limpie lo que ha dejado inservible hasta el momento.
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