Moda

Balenciaga y Ortiz Echagüe, cruce de miradas sobre el traje popular

La obra de ambos confluye ahora en una exposición que se inaugura en el museo dedicado al modisto en Getaria (Gipuzkoa)

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La indumentaria popular de las primeras décadas del siglo XX inspiró las creaciones de Balenciaga y las imágenes del fotógrafo e ingeniero José Ortiz Echagüe. La obra de ambos confluye ahora en una exposición que se inaugura en el museo dedicado al modisto en Getaria (Gipuzkoa).

"Carbón y terciopelo. Miradas sobre el traje popular" es el título de la muestra, que permanecerá abierta hasta el 7 de mayo y que reúne 35 piezas del modisto, 25 de las cuales se exhiben por primera vez, y 17 fotografías originales de Ortiz Echagüe, además de reproducciones de otras a gran tamaño que son las que acompañan en las vitrinas a los vestidos de Balenciaga.

Ortiz Echagüe captó con su cámara a gentes de distintos pueblos de España, tanto de faena como ataviados con sus mejores trajes para celebraciones festivas, religiosas y familiares; tipos de Orio, Ávila, gitanos de El Albaicín granadino, mozas de Carbajales (Zamora) y mujeres tapadas de Vejer (Cádiz).

Son fotos en blanco y negro en un país que no había superado la crisis del 98 y que también vestía de negro, como las capas que lucía los hombres o las basquiñas y mantones con los que las mujeres cubrían sus hombros o cabezas.

Y esa España oscura de entonces la llevó Balenciaga a sus creaciones. Reinterpretó para la alta costura lo que vestían las personas humildes de su tiempo, y el negro que se había vuelto parduzco por el uso fue un color que también incorporó a sus creaciones.

No existe confirmación de que Ortiz Echagüe y el modisto se llegaran a conocer, aunque la obras de ambos dialogan ahora sobre el traje popular, el "protagonista inmaterial" de la exposición, presentada hoy por la directora del museo, Miren Vives, la comisaria, Ana Balda, y el diputado foral de Cultura, Denis Itxaso.

La primera sala homenajea a las piezas básicas de la indumentaria popular, donde se muestra un abrigo con gran cuello de otomán en moaré negro, inspirado en las capas, que es propiedad del diseñador Roberto Etxeberria, quien lo ha cedido en préstamo al museo.

Varios abrigos con cuello y capelina y un conjunto de noche con capa de bajo asimétrico son otras de las creaciones de Balenciaga que se pueden ver en esta sala, donde la imagen de un traje típico de tejidos muy trabajados que lucía una "devota de candelaria" en 1930 tiene su "alter ego" en un elegante vestido de cóctel en gros de Nápoles negro.

Los diseños del maestro de Getaria también tuvieron un origen religioso. Es el caso de los hábitos de los monjes que dieron lugar a exquisitos vestidos como el de crespón de lana naranja que en esta exposición va acompañado de una foto que Ortiz Echagüe tituló "Cartujos en misa", en la que se aprecian claramente las influencias del modisto.

Se exhibe asimismo un mantón de una virgen junto a un espléndido vestido con bordados en plata, corto en la parte delantera y largo por detrás, para ilustrar otra de las fuentes de inspiración de Balenciaga, que está además acreditada, algo que desconocían los medios internacionales de la época que definían estos vestidos como "pavo real".

El visitante podrá comprobar la similitud entre los delantales y algunos vestidos del modisto, o la revisión minimalista que hizo de los trajes de faralaes solo dos volantes.

Son conversaciones entre las fotografías del ingeniero, que nació en Guadalajara en 1886, y del modisto vasco que lo hizo en Getaria nueve años más tarde. Se conocieran o no, compartieron un mismo "contexto" que ha dado sentido a este "diálogo metafórico" en torno al traje popular.

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