Málaga

El Defensor reclama medidas contra el ruido en el Romeral

Hasta 80 negocios de restauración o copas se congregan en el barrio de nueva construcción. Los vecinos reclaman al Ayuntamiento la declaración como Zona Acústicamente Saturada. El Defensor recomienda un plan de acción, más vigilancia policial o reducir el número de terrazas

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El Defensor del Pueblo Andaluz da la razón a los vecinos de El Romeral que llevan años batallando por conciliar el sueño. La institución emite un informe -aunque no es vinculante- realizando recomendaciones al Ayuntamiento de Málaga para la adopción de medidas para paliar el problema de los ruidos que padecen los residentes.

Un documento donde deja de manifiesto “la absoluta ineficacia en el ejercicio de las competencias legales de vigilancia”. Entre ellas, que se declare como Zona Acústicamente Saturada, lo que supondría la puesta en marcha de un plan de acción muy reclamado por los vecinos.


Junto a esto, la institución recomienda “reducir, limitar e incluso dejar sin efecto los veladores autorizados a los establecimientos que se ubican en las calles donde se producen más molestias”. “El Defensor nos da la razón, de alguna forma nos sentimos arropados aunque no sirva a efectos prácticos”, explica Virginia Martín, vecina de la zona y uno de los rostros más visibles de esta lucha.

“Para nosotros es una inyección para los que llevamos años cansados de luchar, nos va a dar ganas para seguir”, incide. El Consistorio aprobó el II Plan de Acción contra el Ruido de Málaga, que incluye un mapa estratégico que sitúa las zonas más conflictivas acústicamente. “El año pasado la policía realizó más de 400 intervenciones, han instalado sonómetros pero no sabemos qué van a hacer”, indica. Muchos vecinos no se han quedado de brazos cruzados. Se está pendiente de señalar un juicio contra un establecimiento. Algunos ya plantean llevar incluso al Ayuntamiento de Málaga a los tribunales.

Una zona de marcha sin poder pegar ojo

El Romeral es un barrio de nueva construcción que se ha convertido en una zona de ocio, aunque no declarada oficialmente. Que ha provocado que muchos vecinos lleven años sin poder pegar ojo en condiciones. La proliferación de bares de copas, la multiplicación de terrazas y el cierre de negocios de madrugada -hasta 80 negocios- mantiene en pie de guerra hace años a sus residentes. No son pocos los que han optado por vender y marcharse a otra zona. Algunos, incluso, se plantean alquilar y buscar el descanso en otro rincón de la ciudad. Se sienten indefensos.


La jaqueca acompaña la vida de algunos vecinos. Aseguran no estar en contra de la presencia de locales pero piden más regulación en sus horarios, conciliando el descanso con la actividad comercial. Y, sobre todo, más civismo para quienes acuden a divertirse. Hay residentes que también reclaman mayor presencia policial. Y controles de alcoholemia. Y es que los hay que hasta visitan la zona hasta a lomos de un caballo.

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