Andalucía

Un interior lleno de riqueza

La oferta de turismo de interior es tan amplia y variada como sus espacios protegidos, sus monumentos y sus pueblos

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  • Paisajes -

Infinita, así es Andalucía y así son sus destinos a descubrir, aunque hoy lo que le recomendamos es que se adentre en el interior de esta inmensa comunidad, tan variada como su orografía y naturaleza, tan diversa como sus pueblos, tan rica como su patrimonio monumental, tan interesante como sus costumbres, tan acogedora como sus gentes. Andalucía posee la mayor oferta que existe para el turismo rural: del cortijo más auténtico al hotel más sofisticado, desde una ruta en bicicleta por una antigua vía férrea al montañismo puro, de los pueblos blancos incrustados en las laderas de las montañas a las riquezas monumentales de ciudades Patrimonio de la Humanidad. Todo lo puede encontrar en Andalucía.

Esta época del año invita especialmente a perderse por la geografía andaluza. Si lo que desea es aprovechar los últimos resquicios de las vacaciones para disfrutar de la naturaleza, Andalucía dispone de una inmensa oferta centrada en sus parques y parajes naturales, una riqueza de contrastes que va desde las cumbres nevadas hasta el clima tropical, desde la dehesa que salpica las sierras hasta la placidez de los manantiales del Guadalquivir, de la humedad de los lluviosos bosques de Grazalema a la belleza salvaje del desierto de Almería, de las recónditas sendas de cualquier de las Axarquías a las actividades deportivas de más riesgo que uno haya soñado. Y todo lo ofrece Andalucía.

La clave de esa diversidad está en los contrastes microclimáticos y paisajísticos que salpican la Comunidad, la que más espacios naturales protegidos posee en España, cada uno con sus propias características, por su geografía pero también por su herencia cultural, que salpica esos pueblos y esas costumbres que forman parte del patrimonio natural andaluz. Lugares tan emblemáticos como los Parques Nacionales de Doñana y Sierra Nevada en Granada, declarados Reserva de la Biosfera; el Parque Natural de Cabo de Gata en Almería y el de Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el segundo parque natural más grande de Europa; y la Sierra de Grazalema, en Cádiz, son buena prueba de una tierra que ofrece mucho para disfrutar.

El enclave natural de Andalucía conquista al visitante más atrevido, al que desea disfrutar activamente de las ventajas de su situación geográfica o al que prefiere deleitarse con sus rincones más escondidos. La oferta de instalaciones, hospedaje, actividades lúdicas o deportivas de cada zona es impresionante, tan variada como la propia naturaleza que se pone a disposición del visitante.

Pero la naturaleza no puede desligarse del inmenso legado patrimonial y monumental que posee Andalucía. La cultura andaluza es hija de su historia, con vestigios que van desde los tartesos hasta los musulmanes, pasando por el cristianismo, el barroco y el renacimiento, que marcan con gran diferencia muchos de los rincones de Andalucía. En cada pueblo, en cada comarca, encontrará esa huella inevitable de la historia: la configuración de sus calles, el trazado de sus cascos urbanos, edificios característicos de su forma de vida: sus acequias, sus bodegas, sus almazaras, sus corrales, sus hornos y sus haciendas. Todo forma parte de la particular idiosincrasia de un pueblo ligado a su historia.

Y si es de historia de lo que hablamos, las ciudades monumentales salpican toda la geografía andaluza: la Alhambra, el Generalife, el Albaicín... en Granada; el patrimonio universal,  Úbeda y Baeza;  las ciudades bañadas por el Guadalquivir: una visita nocturna a la Mezquita-Catedral de Córdoba o perderse por el casco histórico de Sevilla. Pero hay más: acérquese a Osuna o a Estepa, o piérdase por los Vélez de las sierras almerienses, desvíese y busque la mejor ruta para llegar a Ronda, a Carmona o a Aracena, busque y adéntrese en el Valle de los Pedroches, en las sierras de María, Mágina o diríjase a Santiago Pontones, en los límites de la Andalucía jiennense.

Pero si algo no puede olvidar, junto con la amplia oferta residencial -de hoteles de lujo a coquetas casas rurales-, es la gastronomía, otro ejemplo más de cómo Andalucía ha ido sumando las culturas a su vida cotidiana.

La sencillez de la Ruta de los Pueblos Blancos

Uno de los destinos más recomendables dentro de la amplia oferta de turismo rural en Andalucía está en la Ruta de los Pueblos Blancos, que abarca la zona norte de la provincia de Cádiz y parte del noroeste de la de Málaga, incluido el Parque Natural de Grazalema, uno de los espacios naturales más impresionantes de Andalucía, declarado Reserva de la Biosfera.

Los paisajes abruptos, verdes, escarpados, luminosos y también lluviosos se mezclan con pueblos blancos de cal deslumbrante, que sortean valles y montañas. Son 25 localidades las que conforman una ruta más que recomendable si quiere disfrutar, a la vez, de la naturaleza y de sus gentes.

Marcada por la propia historia, sus asentamientos -sus vestigios y restos arqueológicos así lo atestiguan- vienen desde la prehistoria: iberos, celtas, romanos, visigodos y sobre todo árabes dejaron allí su impronta. Encontramos sus huellas en la configuración de sus calles, estrechas, sinuosas, con grandes pendientes, una postal en cada una de las localidades a visitar, en las que se mezclan el paisaje con ventanas y balcones cuajados de flores y, sobre todo, con sus gentes, sencillas y alegres, acogedoras hasta el infinito.

Arcos de la Frontera, declarado Monumento histórico-artístico, es uno de los pueblos blancos más célebres. Le siguen Ubrique, El Bosque y Prado del Rey, conocidos no sólo por la belleza de sus paisajes, sino por su artesanía.

Algar, Algodonales, El Gastor, Puerto Serrano y Villaluenga del Rosario forman parte de la Ruta. También Benaocaz, Bornos, Espera, Villamartín y Olvera, cada uno con sus fiestas, sus castillos y sus peculiaridades.

La ruta de los Pueblos Blancos se adentra en el Parque Natural de Grazalema, declarado Reserva de la Biosfera, donde no podemos dejar de visitar la localidad del mismo nombre, así como Zahara de la Sierra, con uno de los paisajes más espectaculares del entorno.

Por último, son dignos de visitar Alcalá del Valle y Setenil de las Bodegas, con la insólita disposición de sus casas, excavadas en la montaña, siguiendo el cauce del río.

Además, son variadas las actividades para practicar en toda esta zona: pesca en los ríos y embalses; caza en las diferentes sierras o la escalada; senderismo o la práctica de la espeleología. También volar en parapente y ala delta o practicar la equitación, montar en bicicleta de montaña, descender por cañones o simplemente observar animales. ¿Qué es lo que le apetece?

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