La Policía Nacional ha detenido en Valencia, en dos operaciones contra las ciberestafas, a cinco hombres de entre 23 y 44 años que enviaban mensajes de texto a teléfonos móviles haciéndose pasar por una entidad bancaria y un importante centro comercial para obtener identidades y contraseñas de las víctimas y usarlos de forma fraudulenta.
Los detenidos como presuntos autores de los delitos de estafa y usurpación de identidad, que empleaban técnicas de 'smishing', solicitaban tarjetas bancarias a nombre de los estafados, con las que compraban productos de fácil salida en el mercado negro, así como bitcoines y realizaban reintegros en cajeros automáticos.
Según han informado fuentes policiales, se han esclarecido hechos denunciados en distintos puntos del territorio español como Gijón, Cádiz, Málaga y Valencia.
La primera de las operaciones llevadas a cabo por el Grupo de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional en Valencia se inició a finales del mes de marzo, tras ser identificado un hombre en un control rutinario al mostrar una actitud esquiva ante la presencia policial.
Al encontrar en su poder dos tarjetas bancarias a nombre de otras personas, dijo que se las había encontrado, aunque los agentes sospecharon que podría estar dedicándose a estafar mediante la modalidad de 'smishing'.
Esta modalidad de estafa consiste en el envío masivo de mensajes de texto a teléfonos móviles, simulando en este caso provenir de un conocido banco, y en los que se afirmaba “su cuenta ha sido bloqueada temporalmente por motivos de seguridad”, indicando un enlace para verificar la identidad del usuario.
Las víctimas, creyendo recibir el SMS de su entidad bancaria, accedían al enlace falso e introducían los datos solicitados, tales como nombres y apellidos, claves, contraseñas y PIN para acceder a su cuenta en línea.
Con dichos datos, el investigado se hacía pasar por cliente de la entidad, pudiendo acceder mediante aplicaciones móviles a las cuentas de las víctimas y solicitar así tarjetas bancarias que eran remitidas a domicilios falsos, donde las recogía y las empleaba para comprar productos de fácil salida en el mercado negro, como teléfonos de última generación y ordenadores portátiles, además de tarjetas de bitcóin y de realizar reintegros en cajeros automáticos.
Los policías establecieron un dispositivo de vigilancia sobre el investigado que permitió localizar su domicilio en la localidad de Alboraya (Valencia), y tras comprobar cómo se desplazó desde allí a tres cajeros distintos de Valencia y Alboraya, donde realizó distintas extracciones de dinero, fue detenido como presunto autor de los delitos de estafa y usurpación de identidad.
En el momento de la detención, le intervinieron dos tarjetas bancarias a nombre de clientes de dos entidades bancarias que habían sido obtenidas mediante 'smishing', y cuyos titulares desconocían de la existencia de las mismas.
Además, en el registro de su domicilio se intervinieron más de 35.000 euros, 22 tarjetas de distintas entidades bancarias, 4 teléfonos móviles, 2 tarjetas SIM, 2 ordenadores portátiles, 54 soportes de SIM utilizadas, así como 10 gorras que el detenido portaba siempre que realizaba extracciones en los cajeros para evitar ser reconocido.
En una segunda operación, que comenzó en abril, han sido detenidos cuatro hombres que, a través de la modalidad de 'smishing' se hicieron con los datos de tarjetas de compra de un reconocido centro comercial para usarlas en la compra de artículos de fácil salida, como componentes informáticos o telefónicos, que adquirían a través de la plataforma digital del establecimiento comercial, para posteriormente venderlos a bajo precio a través de una aplicación de mensajería anónima difícil de rastrear.
Uno de los arrestados se encargaba de conseguir la información en bases de datos públicas de Internet, para a través de aplicaciones digitales falsificar los DNI con los que conseguían las tarjetas que luego utilizaban para las compras.
Según las fuentes, en este tipo de delitos, las entregas de los productos adquiridos no se realizan en el domicilio aportado por los sospechosos, sino que esperan a los repartidores en las inmediaciones del punto de entrega, propiciando un encuentro casual para que les den la mercancía en la calle.
Los detenidos, cuatro de ellos con antecedentes policiales, han pasado a disposición judicial.
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