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Del Infierno a Marte

asistimos a la contradicción de buscar “nuevas tierras” en el universo, cuando este planeta azul lo convierten en un infierno.

Publicado: 06/08/2018 ·
16:09
· Actualizado: 06/08/2018 · 16:09
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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Sueña, el que sueña, en sueños de grandeza, de inmensos descubrimientos, de llegar siempre más allá, incluso de sus sueños. Y, en el soñar, se olvida que lo real, que tampoco es sueño, es inmensamente complejo. Lo banaliza de forma que observarlo, tenerlo en consideración molesta, porque interfiere la ensoñación de un infinito sin horizontes, de un universos pletórico de galaxias y planetas. 

Y, mirando al firmamento, no cae en la cuenta de que la tierra que pisa  es de donde se mal nutren millones de galaxias celulares encerradas en cuerpos de seres vivos. Y es que, para este y otros soñadores con llegar a Marte y más allá, esta real realidad se antoja chocantemente insulsa.

Para mirar hacia el cielo cuajado de estrellas y dedicar vidas y haciendas a conseguir el sueño de alcanzar nuevos mundos planetarios, se debe tener la barriga llena y posiblemente el corazón muy, pero que muy frio. Y parecen que estos científicos soñadores, estos investigadores, ingenieros aeronáuticos y gentes de muy diversas disciplinas universitarias tuvieran la culpa de esta carrera espacial sin sentido, de momento. Nada más lejos de la realidad, ya que sólo se les puede achacar que son soñadores, curiosos empedernidos que encima creen estar al servicio de una causa común para a la humanidad.

Las personas “ir-responsables”, de estos inmorales e inmensos proyectos extraterrestres, son las que dedican ingentes cantidades de dinero y conocimientos a unos programas aeroespaciales ajenos a la enorme tragedia que viven más de 2000 millones de seres humanos, que carecen de lo necesario para poder vivir, más bien sobre vivir, en territorios devastados por las epidemias, las hambrunas, la sequía más pertinaz y la violencia de la falta de ley, o mejor dicho las dictaduras que genera la ley del más fuerte, el mejor armado.

Mientras los poderosos de este planeta no prioricen la aplicación de las enormes plusvalías que se le sustrae a las clases trabajadoras a garantizar agua potable, tierras cultivables, sanidad, educación, infraestructuras y comunicaciones esenciales, asistimos a la contradicción de buscar “nuevas tierras” en el universo, cuando este planeta azul lo convierten en un infierno.

Fdo Rafael Fenoy Rico

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