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El calendario y el tiempo litúrgico

¿Por qué el calendario de todas las personas lo marca el tiempo litúrgico?. Comenzamos afirmando que “desde siempre” esto ha sido así. Lo cual no quita que nos preguntemos por qué ha sido de esta forma y también si esto es positivo en mayor o menor medida. También alguien nos dirá que no hay por qué modificar lo que ha sido así tanto tiempo. Incluso alguna persona nos  salga con aquello de  “¡qué más te da, si no hace daño!”.

Es evidente el hecho de que nuestro calendario laboral y por consiguiente social, está regido por el tiempo litúrgico. El tiempo de la Iglesia Católica subordina el tiempo de todas las personas sean o no religiosas.  Esto explica que no nos parezca extraños que el día 2 de mayo de comienzo la Feria de Abril sevillana. Sin embargo, no cuadra esta diferencia de denominaciones de forma que o el mes debe ser abril o la Feria de Sevilla debe prescindir de aquello de abril.

Muchas personas saben por qué esto ocurre y otras probablemente no. Pues bien, la razón o motivo de esta no concordancia, así como el descuadre en los calendarios escolares cada  curso, se debe a que el calendario anual, que debería ser laico (es decir confeccionado para el común de la ciudadanía), está totalmente subordinado al tiempo litúrgico de la Iglesia Católica.

Hace bastante tiempo esto podría tener sentido, dado el carácter mundial del la liturgia  católica romana, pero nunca ha sido aceptado por otras confesiones cristianas y mucho menos de otras religiones. Para hacer el cálculo de las fechas  exactas del Viernes Santo, del Domingo de Resurrección o del Corpus, se deben realizar cálculos no muy complejos pero sí tediosos, de forma que puede descargarse un programa informático que facilita el conocimiento de esas fechas dependiendo del año que introducimos en el mismo. Este programa se puede descargar gratuitamente en la siguiente dirección de internet: http://www.egrojsoft.info/Recursos/Computus.zip.

Por ejemplo, en el año 2020, el Viernes Santo será el 10 de abril, el Domingo de Resurrección será el 12 de ese mes y el Corpus será el 11 de junio. Veinte años después, en el año 2040, el Viernes Santo será el 30 de marzo, el Domingo de Resurrección el 1 de abril y el Corpus el 31 de mayo.

El último año del presente siglo, es decir el 2099, las fechas serán idénticas a las que ofrecemos para el año 2020. Si tomamos como referencia el día 25 de diciembre, fecha fija en el calendario litúrgico, podemos concretar que el llamado tiempo de adviento comprende cuatro semanas justas antes de la mencionada fecha. Comienza el 3 de diciembre y finaliza el 24 de diciembre. Fue en el Concilio de Arlés, en el 314, cuando se estableció la uniformidad de la celebración de la Pascua, que a falta de otro método sería determinada por el Papa. No siempre este era obedecido y años después, el Concilio de Nicea, en el 325, dio con los criterios que ahormaría el calendario litúrgico.

En primer lugar, la Pascua siempre se celebraría en domingo, siempre que no coincidiese con la Pascua Judía, para evitar confusiones, y que nunca hubiera dos pascuas en el mismo año. No obstante, siguieron los desacuerdos, ya que  existían diversos calendarios laicos y fue Dionisio el Exiguo el año 525 quien defendió la supremacía del calendario alejandrino y la Iglesia, adoptándolo, unificó su calendario eclesiástico. Posteriormente, el Papa Gregorio XIII, algo más de mil años después, estableció la sustitución del calendario juliano que estableció Julio Cesar en el año 46 antes de Cristo, por otro que a partir de ese momento se denomina calendario Gregoriano. Es decir, la unificación de los calendarios laicos a lo largo de un proceso histórico  permitió a la Iglesia concretar el suyo e imponer el tiempo litúrgico a toda la cristiandad hasta el momento presente, situado nada más y nada menos que a 1.500 años de distancia temporal.

Una intrincada malla de fechas astronómicas relacionadas con los equinoccios y las fases lunares son la fuente del calendario litúrgico, ya que en la época donde se conformó, este era el procedimiento para calcular el tiempo. Nuevas aportaciones permitieron facilitar los cálculos como las realizadas por el famoso matemático Gauss.

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