El Ayuntamiento de Torremolinos ha adjudicado las obras de reparación de la cubierta de la Casa María Barrabino, cuya ejecución tendrá un coste de 137.735,86 euros y una duración de dos meses y medio, lo que supone una reducción de 45 días sobre el plazo estimado en un principio. Esta actuación es prioritaria para frenar el deterioro de este emblemático edificio y garantizar la seguridad de la estructura y la estanqueidad del inmueble.
Esta actuación sobre el inmueble tiene por objetivo restaurar la cubierta original del edificio y elude, en principio, su sustitución al ser una pieza original de indudable valor patrimonial. Además posee unas características ornamentales y tipológicas de mérito para su conservación. Por todo ello, se repararán y sustituirán los elementos más degradados y se conservarán todos aquellos que lo permita, sin desmontar la armadura existente, a excepción de aquellos elementos que requieran su sustitución, según señala el informe técnico que dio pie al concurso de estas obras.
Según este mismo documento, “las cubiertas presentan en la actualidad graves problemas de conservación, con filtraciones que han podrido algunos componentes de madera del interior y los encuentros con los muros en los que apoya una de las cerchas”. Como actuación preliminar a la rehabilitación de la cubierta se procedió a protegerla mediante un entramado de plásticos y a la retirada de las tejas apiladas en el interior del edificio para su posterior recuperación.
Un reflejo del pasado
Levantada en torno al año 1862, la Casa María Barrabino cuenta con valores artísticos, etnológicos e históricos de Torremolinos. El inmueble refleja los gustos de la burguesía decimonónica malagueña y se encuentra ligada a los inicios de Torremolinos como localidad destinada a albergar un turismo residencial, que más tarde sentaría las bases del desarrollo de su actividad económica. Se trata de una de las pocas casas de la época que aún conservan en gran parte su decoración y estructura originales, deterioradas por el paso del tiempo y la desmemoria, pero igualmente representativas del patrimonio del siglo XIX, subraya el informe arquitectónico.
Adquirida por el Ayuntamiento en 2017, el inmueble muestra los hábitos de vida de la burguesía del siglo XIX a través de su arquitectura y decoración. Era uno de los edificios olvidados con mayor valor arquitectónico de la costa, que contribuirá al realce y prestigio del centro urbano y de Torremolinos.
La casa quedó deshabitada en 1997 tras la muerte de su última moradora y el empeoramiento tanto de sus dependencias como el de la cubierta la ha llevado a un estado de ruina. Los problemas que venía arrastrando la fachada han propiciado que el agua se filtre poniendo en peligro tanto las techumbres, como los frescos que las decoran y las paredes.
El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) califica este edificio con Nivel de Protección Arquitectónica, en base a su valor arquitectónico y su correcta disposición en la trama de la ciudad y se protege con el fin de preservar sus características de integración ambiental en el entorno urbano.
De esta manera, el inmueble se integrará en la recién peatonalizada plaza Costa del Sol y servirá a vecinos y turistas como un punto de referencia del pasado de Torremolinos. Una prueba más de que esta localidad puede ofrecer un turismo más allá del sol y la playa.
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