Han bastado dos sesiones de control del nuevo gobierno, la tarde del martes en el Senado y la mañana del miércoles en el Congreso de los Diputados, para que empiece a calentarse el ambiente político en la oposición andaluza, aunque no sólo en Andalucía. El motivo es la financiación autonómica.
Muchos de los actores han cambiado de lugar y algunos de lugar y de discurso, lo que se traduce en una gran perplejidad en la situación. El gobierno andaluz logró un amplio acuerdo de exigencia de reforma de la financiación autonómica en el parlamento andaluz, apoyado por todos los partidos, salvo Ciudadanos. La principal protagonista fue la consejera de Hacienda María Jesús Montero. Ahora la consejera es la ministra de Hacienda. Naturalmente es lógico que siga pensando exactamente lo mismo que hace quince días, pero se encuentra en otro puesto político. Justamente en el puesto de CristobalMontoro, que es el que recibía sus reclamaciones e invectivas por la carencia de una financiación suficiente para Andalucía.
La presidenta Susana Díaz hizo de esta reclamación quizá el asunto más destacado frente a Rajoy, al que arrancó una Conferencia de Presidentes, que la crisis política y la moción de censura han impedido finalmente. Rajoy ha sido muy renuente a estas reuniones. Sólo ha convocado dos en casi siete años, a pesar de que su periodicidad de reuniones está fijada en un año.
El gobierno central ha provocado una tormenta al manifestar que no hay tiempo material, en el periodo incierto que queda de legislatura, para abordar la reforma integral de la financiación autonómica. Una contundencia quizá innecesaria que ha agraviado a varias comunidades, entre ellas Valencia y Andalucía. Los grupos de la oposición en Andalucía– y especialmente el Partido Popular- han visto el cielo abierto para clamar contra los socialistas. La palabra de moda en estos dos días de esta primera turbulencia ha sido traición. El gobierno andaluz no cambia su posición ni su discurso, pero ahora lo tiene que pronunciar frente a un gobierno de su mismo partido. Es lo que se llama una situación embarazosa. La salida se va a ver en las reuniones separadas del presidente del gobierno con los presidentes de las nacionalidades históricas: Euskadi, Cataluña, Galicia y Andalucía. El orden constitucional. “Con el PSOE en el Gobierno, el principio de igualdad entre todos los españoles está garantizado”. Ha afirmado contundente Mario Jiménez.
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