Hablar de la repostería monacal es hacerlo de tradición. De materias primas no industriales, la mayoría humildes y sencillos: harina, azúcar, aceite, ajonjolí, matalahúga, miel, almendras… De recetas que se han transmitido a través de los siglos. Un usar técnicas de amasado, elaboración y horneado artesanal.
Pero el secreto del porqué superan los siglos como referentes de la repostería de calidad está en los valores intangibles: la virtud, el amor, el tiempo que le dedican las monjas y el perfecto equilibrio entre los ingredientes que dan como resultado creaciones totalmente artesanales y permiten mantener vivos al paladar los sabores de recetas centenarias.
El Palacio de Congresos de Torremolinos ha abierto hoy uno de los eventos de mayor tradición de las fechas prenavideñas en Andalucía. La ‘9ª Feria del Dulce de Convento reúne hasta el 8 de diciembre, o fin de existencias, más de 300 referencias de la pastelería y repostería que elaboran 32 conventos de Andalucía, de 25 localidades de siete provincias de la comunidad autonómica (Córdoba, Cádiz, Sevilla, Jaén, Granada, Huelva y Málaga).
El alcalde, Pedro Fernández Montes, ha presidido el corte de cinta y apertura de puertas de una feria
‘muy consolidada y muy apreciada por el público, por lo que ofrece de poder adquirir productos artesanales de altísima calidad y por lo que supone de ayuda a los conventos de clausura andaluces, tanto para el mantenimiento de su patrimonio histórico-artístico como para su propia subsistencia diaria’.
Yemas, borrachuelos, corazones de obispo, amarguillos, pestiños, tocinos de cielo, mermeladas, confites, cortadillos al aguardiente, cocadas... La larga lista de referencias de la repostería monacal es esencia no solo del patrimonio de las órdenes religiosas que han hecho de ellas un arte; sino también del patrimonio cultural y gastronómico de los pueblos, ciudades y regiones donde históricamente los conventos de clausura llevan a cabo su obra.
La tradición no implica no abrirse a los nuevos gustos, adaptarse a los paladares del público o atender las limitaciones metabólicas. Así, en la feria pueden encontrarse también productos sin azúcar, aptos para diabéticos.
Mazapanes, hojaldrinas, borrachuelos, pestiños, roscos de vino y de anís, mantecados de múltiples aromatizaciones y pastas de naranja o limón; se suman especialidades tan evocadores como los bollos de aguardiente, el ‘Manjar de los Offreduccio’, los bizcochos marroquíes, los trinitarios, trufas, yemas, sultanas, cordiales, Ave María, hugolinas y turrones de chocolates que alguna vez fueron elemento de tentación, como ‘La Desnudez de Fray Rufino’.
La feria abrirá sus puertas diariamente de 11 a 14 y de 16 a 20 horas. El acceso al recinto será libre. Los stands estarán atendidos por voluntarios de peñas y asociaciones de la localidad.