No, no existió la autocrítica tras la victoria de “las derechas”. El PSOE no va a reconocer jamás que sus políticas neoliberales han llevado al deterioro de los derechos sociales y los servicios públicos. Todo esto, junto al hartazgo de la sociedad respecto a la política y los políticos, que motivaron una alta abstención. La identidad robada, la indolencia y el discurso sintetizado de los apadrinados por Aznar hicieron el resto.
Ahora nos rasgamos las vestiduras y algunos hacen circular manifiestos varios para promover conciencia de clase, discursos de izquierdas, e incluso se atreven a tomar la bandera andaluza como si fuera una reivindicación más y un exvoto en sus vitrinas. Ahí radica el problema, andalucismo de usar y tirar como vienen haciendo a lo largo de estos últimos cuarenta años.
Las famosas “A” en las siglas de las sucursales políticas estatales. Y si antes hubo políticas de “derechas”, ahora, por derecho, las derechas no encubiertas han pactado desde Madrid el gobierno andaluz.
Un acuerdo que no tiene ninguna intención de resolver los verdaderos problemas de Andalucía. De hecho, podemos citar como ejemplo, que en el acuerdo se plasme la defensa de los toros y de la Semana Santa, cuando en realidad eso es asunto de taurinos y cofrades.
Sin embargo, los recién llegados y pactados lo han plasmado en el blanco papel que lo soporta todo, cuando su función debería ser el trazo de las líneas básicas para que la población andaluza salga del “tiesus status” y pueda gastarse su salario en cubrir las necesidades básicas, lo que viene siendo tener para comer y para luz (que aún es un problema) y luego permitirse las actividades de ocio que les plazca.
Pero no, el pacto no habla de los problemas de los andaluces, el pacto de la derecha colonizadora viene a implantar en papel las bases de las desigualdades sociales a través de la reducción de impuestos, como el impuesto de sucesiones que afecta a los que más tienen o el impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados que afectan a los que más caro compran propiedades.
De empleo, lo único destacado es que los planes se abren a los sectores privados, para que las empresas se ahorren la seguridad social y, quien sabe si hasta los sueldos. Los andaluces y andaluzas lo primero, sí señor.
Por supuesto, no han perdido la ocasión para reflejar en el documento la protección del ideal católico a través de la consejería de familia y la ley de la concordia. Obviando, que la natalidad viene solita de la mano de la capacidad económica de padres y madres con empleos estables y con sus necesidades económicas básicas cubiertas.
Hay que ser ceporros y falsos. Vienen, además, con el cuento de la concordia y vienen insultando a los andaluces faltando el respeto a nuestras instituciones, “asesinando” otra vez a Blas Infante y a imponer la Reconquista en el ideario andaluz.¿Gobierno del cambio? No, no hay cambio, las estrategias y líneas económicas y políticas seguirán orientadas hacia el neoliberalismo y escorada a la derecha, pero sin nombre camuflado en las siglas de los partidos ni con gestos, será derecha por derecho, con menos impuestos para las clases adineradas, la protección de los ideales católicos y medidas que fomenten sus actividades de ocio. ¿Y los problemas de los andaluces para cuándo? Cambió el mayoral, continuamos en el cortijo.
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