Teología de Málaga

Teología de Málaga. Fatuidad

Málaga es la locomotora del turismo andaluz, que lleva a Fitur proyectos temáticos como el caballo o el flamenco o el imponente viaje de Elcano

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Málaga es la locomotora del turismo andaluz, que lleva a Fitur proyectos temáticos como el caballo o el flamenco o el imponente viaje de Elcano, pero que depende sobre todo del sol y la playa. En la ciudad del paraíso, en este pedazo de tierra entre Nerja y Manilva, sabemos que, como decía el poeta Alfonso Canales, lo mejor es lo que hizo Dios, no lo que hemos hecho los malagueños: una naturaleza privilegiada tal vez con el mejor clima del mundo. Y, claro, millones de visitantes escogen este destino para disfrutar sus vacaciones. Si ven, leen, oyen las crónicas, se repite el triunfalismo habitual de los datos en un nuevo año de récords. La pregunta es ¿por qué entonces el año acaba con el peor dato de paro desde 2013? ¿Por qué el sueldo medio en Málaga está en el rango bajo de España? ¿De verdad esto tiene sentido?

La fatuidad, que es un pecado moral de los individuos, también tiene su variante colectiva cuando en una sociedad existe la creencia de ser más poderosa de lo que es, con una vanidad infundada que acaba por ser ridícula. Mientras aquí se siguen dando datos de visitantes enarbolados presuntuosamente, muchos expertos –ahí está la Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur– advierten que es un error seguir batiendo récords de llegadas en lugar de récords de gasto. No hay que contar turistas sino euros. Más con menos es ruina. Lo suyo es menos con más. La calidad antes que la cantidad. El éxito es que se genere riqueza, no sueldos miserables. ¿O creemos que nuestra máxima aspiración solo puede ser trabajar de kelys o camareros peleando por llegar a mileuristas?

Cuando te hablan de la gallina de los huevos de oro es inevitable preguntarse dónde están esos huevos de oro. La gallina sí, claro, pero ¿y esos huevos de oro? No hay ninguna empresa turística de Málaga en el ranking de las empresas fuertes del sector… en cambio, sí algunos de los trabajadores más precarios. Me temo que nos venden demasiada autoestima barata. Claro que en Málaga deberíamos interrogarnos ‘quién se queda con nuestro queso’ al modo de aquel best-seller del The New York Times firmado por Spencer Johnson sobre la resignación y la resistencia al cambio por miedo a lo que vendrá. Algo va mal aquí; de hecho, va mal desde mucho tiempo aunque vengan millones de turistas. Pero seguimos coreándonos que somos estupendos, con un triunfalismo que ignora la realidad social de una sociedad llena de precariado.

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