Teología de Málaga

Teología de Málaga. Soledad

La soledad ha tenido buena prensa, al menos buena prensa literaria, pero se trata de una de las enfermedades del siglo XXI

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Cargando el reproductor....

La soledad ha tenido buena prensa, al menos buena prensa literaria, pero se trata de una de las enfermedades del siglo XXI. En algunos lugares ya se considera incluso epidemia. En el Reino unido se ha llegado a crear el Ministerio de la Soledad; de momento, aquí en España, como en tantos asuntos, como el suicidio demográfico, se va tarde o ni siquiera se va. Sólo se ha aprobado en el Congreso una declaración de intenciones. O sea, nada. Solo nos acordamos vagamente del asunto al leer la noticia de un alguien que llevaba semanas muerto en su vecindario sin que nadie lo echase en falta. En las grandes ciudades muchos ya ni siquiera conocemos a nuestros vecinos. 

A algún gurú del marketing se le ocurrió el elogio del single, de todo lo single, y se convirtió en un hechizo. Como si la gente se estuviera convirtiendo en dueña de sí misma, con el lujo de estar conectada a su gusto a toda la humanidad a través de Internet con banda ancha. La soledad voluntaria, claro, tiene su encanto, pero la cosa más bien acabó en pasar la tarde arrimado a la barra del bar de abajo o mirando el teléfono hasta agotar la batería. Hay quienes van al médico, sobre todo los mayores, solo por hablar con alguien. De hecho, cuatro millones de españoles se sienten solos. Cuatro millones. No es bueno que el hombre esté solo, dice la Biblia. Ni el hombre, ni la mujer. 

Y miles de almas no se sienten solas, sino que están, simple y crudamente, solas. Solas de verdad. En Andalucía hay casi doscientos cincuenta mil hogares habitados en soledad por mujeres mayores de 65 años. En Málaga, casi 25.000 personas viven sin nadie. Es gente que, sí, está realmente sola. Esta semana, en Málaga, se ha celebrado un curso de la Sociedad Española de Geriatría y Geriontología sobre las patologías derivadas de la soledad, porque sí, la soledad provoca enfermedades, más allá de ser en muchos casos una enfermedad en sí misma. En occidente ya son más graves los efectos de la soledad que la obesidad. Hablamos de una de las enfermedades del siglo XXI. ¿Hasta cuándo habrá que esperar para que entre en la agenda política como tantos cotos ignorados de la realidad?

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN