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La comanchería de Urquinaona

La intención era y es convertir el centro de Barcelona en una suerte de comanchería, un territorio donde la tribu dominante sea la de los violentos

Publicado: 21/10/2019 ·
10:22
· Actualizado: 21/10/2019 · 17:42
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Autor

Juan Miguel Becerra Vila

Doctor en Pensamiento y Analisis Político. Consultor electoral y Director de SW Demoscopia

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Spanish coffee es un blog en el que el autor analiza la actualidad política del panorama nacional

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Que la zona cero de los disturbios sea la Plaza de Urquinaona llamada así en honor a un Obispo de Barcelona nacido en Cádiz en 1814, D. José María Urquinaona y Bido, y que comenzó su carrera canóniga de capellán en Jerez de la Frontera y en El Puerto de Santa María, es una magnífica reducción mágica que nos revela lo que fue y lo que quieren que sea hoy Barcelona. Una ciudad olímpica y moderna que ha sido ibérica, romana, visigoda, musulmana, carolingia y donde los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón a su regreso del descubrimiento de América. Una ciudad eje del mediterráneo y en estos días convertida en el centro del independentismo violento. La historia de Barcelona, como la de España, nunca deja de sorprendernos.

La sentencia del Tribunal Supremo es el único argumento de los que ven en los disturbios el modo de conseguir en las calles lo que no pueden conseguir en un Estado de Derecho por medios e instrumentos legales. Una clase política pendenciera que solo alumbra hogueras y no soluciones, y que cortocircuita a golpe de tuits cualquier posibilidad de encontrar puntos de encuentros entre las instituciones y sus representantes. Cuando se deja solo en manos de las fuerzas y cuerpos de seguridad la defensa del Estado y de la convivencia corremos el grave peligro de que ardan sin control las piras que otros han venido preparando en estos últimos años. El nacionalismo etnolingüista de nuevo resurgiendo con fuerza en la vieja Europa. Una Europa sin fronteras en la que se refugian algunos de los que quieren levantar nuevos muros en su territorio.

Si la faja roja forma parte de la indumentaria tradicional catalana, la navaja española es el arma de las reyertas tabernarias y la del ajuste de cuentas.Escribía un hispanista y dibujante inglés del XIX, Richard Ford, describiendo la estampa típica de los nuestros, que en la faja los españoles guardaban la navaja que es parte integrante de él. Navajas españolas y fajas catalanas. Hoy las navajas son adoquines y las fajas son mochilas, pero el ajuste de cuentas y las reyertas siguen siendo las mismas.

La intención era y es convertir el centro de Barcelona en una suerte de comanchería, un territorio donde la tribu dominante sea la de los violentos. Y es que comanche es también una palabra muy española. La primera mención a los comanches es española y de 1675, tan temprana que como pueblo ni tenían nombre para el resto de occidentales. Comanche significa enemigo o los que siempre están contra mí. Hoy tenemos la desgracia de sufrir a una pléyade de políticos que han decidido volver a la época del Virreinato de Nueva España y hacer de parte de Cataluña un nuevo territorio comanche -como el de la antigua Texas-y se han declarado enemigos del resto de España intentando que varias generaciones se eduquen en el fanatismo contra el resto de españoles. Ensayando la comanchería en la Plaza de un Obispo gaditano, formado en Jerez y en una esquina de España abierta al inmenso océano y a las Américas. Hoy los comanches ya solo hablan inglés y mayormente viven en el estado de Oklahoma. Lo dicho.

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