El confinamiento de los mayores en residencias geriátricas en la primera ola y la imposibilidad de acceder a hospitales y servicios de salud fue una de las causas que más influyó en las altas tasas de letalidad, y que tuvo mayor virulencia en Asturias, Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha.
Un estudio del grupo Covid-19 de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), coordinado por el investigador en la Universidad de León Vicente Martín, analiza la disparidad en la letalidad entre comunidades por SARS-CoV-2 entre marzo y mayo de 2020 y si bien el tapón de los mayores institucionalizados a los hospitales fue una de las causas, también lo fue la comorbilidad y la calidad de los servicios de salud.
En el caso de Asturias, con una edad media de la población superior a la española y mayor prevalencia de comorbilidades, la letalidad por covid fue entre un 30 y 40 por ciento más que la media nacional, ha explicado a Efe Martín, presidente del Comité Científico del XXXIX congreso de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
Mientras, la Comunidad de Madrid y Cataluña, con un sistema sanitario saturado en la primera ola y una gran cantidad de personas institucionalizadas, la letalidad por covid rebasó entre un 26 y un 35 por ciento la media nacional en el primer caso, y hasta un 29 por ciento en el segundo.
Y Castilla-La Mancha, donde el ratio de plazas de residencias duplica la media nacional, la horquilla de letalidad fue entre un 21 y un 43 por ciento superior a la media de España.
El estudio pone en evidencia las "inconsistencias y diferencias" en las tasas de letalidad entre comunidades en la primera ola cuando apenas se hacían pruebas diagnósticas y había una infradeclaración de los casos.
Y considera que el impacto de la pandemia utilizando solo la tasa de letalidad por casos PCR positivos "subestima" su gravedad, por lo que un método más apropiado para comparar la letalidad entre comunidades es el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.
Con este sistema, que contabiliza el exceso de mortalidad, en la primera ola fallecieron por covid casi 45.000 personas, 17.000 más que las cifras oficiales que daban los registros de las comunidades autónomas.
Y de hecho la población mayor de 75 años presentó una letalidad 130 veces mayor que la población entre 20 y 65 años, y la tasa de muerte de personas institucionalizadas fue del 5,7 por ciento.
En el estudio realizado por Semergen se comparan los datos de mortalidad según cifras oficiales de las comunidades y el sistema MoMo.
Cataluña es la que ofrece cifras más dispares entre ambos sistemas de recuento, de los 5.956 muertos ofrecidos por el registro autonómico a los 11.690 del MoMo; seguida de Castilla-La Mancha, 2.898 muertes por covid según datos oficiales de la comunidad y 5.314 atendiendo al sistema de vigilancia MoMo.
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