En España, el sector servicios y, más concretamente, el referente a la hostelería es uno de los más potentes y amplios. Dentro de este sector, la manipulación y el trabajo con alimentos es bastante amplio, aunque a pesar de ello la tradición ha sido que la profesionalización de muchos trabajadores no era acorde a la relevancia de su trabajo. Ahora eso ha cambiado.
Tanto por parte de los trabajadores, los cuales en muchas ocasiones acaban en trabajos referentes a la hostelería o puestos que requieren algún tipo de contacto o manipulación de alimentos de forma casual u obligada. Este sector cuenta con un amplio espectro de trabajadores que, si bien una parte cuenta con un nivel de profesionalización elevado y altamente cualificado, la gran mayoría de sus empleados viene rebotado de otros trabajos, cuenta con estudios de una rama diferente o, simplemente, acude por necesidad. En lo que a la parte de la empresa respecta, la dinámica es similar. En la mayoría de negocios que ofrecen este tipo de servicio no se le solicitaba al trabajador una formación específica respecto a estas tareas.
Esa tendencia, la cual era perjudicial para el sector, ha cambiado desde hace algunos años. En la actualidad, la profesionalización y la exigencia a los trabajadores de una formación adecuada, ya sea de títulos académicos o cualquier documento oficial acredite su preparación, es un hecho. En relación a este aspecto, uno de los elementos más básicos es la posesión del carnet de manipulación de alimentos. Un documento que acredita una formación y unos conocimientos necesarios en el trabajador para desempeñar su labor con garantías. Dicho carnet es fácil de obtener, ya que se puede acceder a él tanto físicamente con la realización de un curso, como de forma telemática a través de páginas como www.manipulador-de-alimentos.es.
La demanda de este carnet y de los trabajadores que lo posean ha aumentado notablemente en las empresas del sector, evidenciando esa profesionalización que ha experimentado en los últimos años. Esta medida es beneficiosa para el trabajador, que ve como su cualificación tiene premio, y para la empresa, la cual tiene más garantías de contratar a un personal correctamente formado.
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