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Sociedad

Prisión para los detenidos por el crimen de la pareja holandesa en Murcia

Los tres detenidos se han acogido a su derecho a no declarar, aconsejados por sus abogados que esperan el levantamiento del secreto de sumario para establecer las líneas de defensa

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  • Prisión -

Los tres detenidos por su presunta implicación en el crimen de la pareja holandesa, Ingrid Visser y Lodewjik Severein, cuyos cuerpos aparecieron descuartizados y enterrados en una finca murciana, han vuelto a acogerse a su derecho a no declarar ante la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Molina de Segura, Olga Reverte, quien ha ratificado la prisión decretada sobre ellos.

   Tal y como habían anunciado sus respectivos abogados defensores antes de comparecer frente a la juez, los tres detenidos se han acogido a su derecho a no declarar, aconsejados por sus abogados que esperan el levantamiento del secreto de sumario para establecer las líneas de defensa.

   Los abogados defensores José María Caballero y Pablo Ruiz Palacios han explicado que su cliente, Juan Cuenca, se acoge a su derecho a no declarar hasta que no se levante el secreto de sumario, ya que "no sabe de lo que se tiene que defender", dejando claro que está "indefenso".

   Por su parte, el letrado de oficio de uno de los individuos rumanos, Antonio Francisco Illán, ha subrayado igualmente que su cliente se ha acogido a su derecho a no declarar, por el secreto de la pieza que se investiga, ya que desconoce los delitos de los que se le acusan. Igualmente, ha manifestado que "mantiene su inocencia y no sabe nada".

   Los detenidos llegaron a Molina de Segura sobre las diez de la mañana y, tras permanecer durante una hora aproximada en dependencias de la Policía Nacional de la localidad, fueron conducidos al juzgado en dos coches policiales.

   La citación de este viernes tenía como finalidad que los detenidos ratificaran o no lo que declararon cuando fueron detenidos en Valencia.

   Dos horas después ya habían acabado, pero no abandonaron la sede judicial hasta cerca de las dos de la tarde en un furgón policial hacia la cárcel de Sangonera la Verde.

   Los detenidos, Juan Cuenca, exgerente del Club Voleibol CAV Murcia, y los dos individuos rumanos, V.I. y C.S., considerados autores materiales del doble crimen, han pasado a disposición judicial en Molina después de que el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Murcia, José Fernández Ayuso, se inhibiera a favor de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Molina de Segura, cumpliendo así el mandato de que el juzgado competente ratifique las medidas cautelares impuestas.

   Instrucción 7 de Murcia entendió que la competencia reside en Molina de Segura, ya que el asesinato de la pareja holandesa se cometió presuntamente en una casa ubicada en una pedanía molinense.

   El magistrado de Murcia acordó hace unas semanas ratificar la prisión provisional impuesta para los tres detenidos por el crimen de la pareja, entendiendo que los indicios de criminalidad existentes contra Juan Cuenca y los dos individuos rumanos, considerados autores materiales de este doble asesinato, "son bastantes para estimarlos, siempre de forma presunta, responsables del hecho de la muerte de los dos ciudadanos holandeses".

RELATO DE LOS HECHOS

   Los hechos se remontan al 13 de mayo, cuando la pareja desembarcó en el aeropuerto de El Altet (Alicante) con la intención de pasar tres días en Murcia. Solo un día después, ambos tenían una cita médica en una clínica de la capital murciana, aunque los motivos de esta fueron mantenidos en secreto por la familia en todo momento, al entender que no era "relevante" para la investigación.

   Ingrid Visser, con 1,90 metros de altura, delgada, rubia y con ojos azul claro, era muy conocida en su país porque había sido una jugadora profesional de voleibol y había representado a Holanda en más de 500 ocasiones en campeonatos, al tiempo que había sido integrante de varios equipos españoles. De hecho, de 2009 a 2011 formó parte del equipo CAV Murcia 2005.

   Durante el tiempo que formó parte de la plantilla del CAV Murcia 2005 residió en Murcia con su pareja Lodewijk hasta que, en 2011, ella decidió poner punto y final a su carrera profesional. Después decidieron regresar a Holanda, pero en los últimos dos años han vuelto en varias ocasiones a Murcia para pasar unos días, porque les gustaba la Región y le tienen "cariño".

   El lunes, 13 de mayo, comenzó su última visita. La pareja alquiló un coche en el aeropuerto, un Fiat Panda de color negro con matrícula 9254 GTC, con el que se desplazó hasta Murcia, donde se hospedaron en el hotel Churra-Vistalegre. Ese mismo lunes fue el último día en el que se les vio con vida: tras registrarse en la recepción del hotel, volvieron a coger el coche por la tarde y desaparecieron.

   La directora de la clínica avisó a la Policía de que la pareja había acudido en otras ocasiones al centro médico y eran "serios" porque siempre cumplían con las citas.

   A partir de ese momento, la Policía Nacional entendió que había un motivo para investigar una desaparición y abrió los cauces y protocolos apropiados para su búsqueda.

   La Policía abrió varias vías de investigación, y una de ellas condujo a los agentes hasta una vivienda en el municipio murciano de Molina de Segura. Al llegar al lugar, la Policía Científica confirmó que ahí se había cometido un acto violento.

   En base a estas pruebas, la Policía continuó con las líneas de investigación y procedió a la detención de una persona de nacionalidad española en Valencia, Juan Cuenca. En base a los datos recabados en todas las actuaciones, la Policía averiguó que en una finca de la pedanía murciana de Alquerías podían encontrar más pruebas respecto a la investigación.

   Los agentes excavaron la tierra y las primeras pruebas aparecieron a 50 centímetros de profundidad. Más tarde, y a más profundidad, encontraron los restos de dos personas que, según certificaron los investigadores, correspondían a un hombre y a una mujer. Fueron detenidos tres individuos en relación al crimen.

   El juzgado de Instrucción número 17 de Valencia ordenó prisión provisional, comunicada y sin fianza para los tres detenidos. Los análisis de ADN confirmaron que los restos mortales se correspondían con los dos holandeses fallecidos, y los estudios forenses determinaron una muerte violenta, idéntica en ambos casos, motivada por traumatismo craneoencefálico.

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