Preparar la última fase de la vida en el ámbito económico es uno de los principales objetivos que se marcan los ciudadanos españoles al alcanzar cierta edad. Organizar el plan de pensión y jubilación ya no solo se reduce a la propuesta pública, pues las limitaciones que esta presenta lleva a un número creciente de gente a buscar una póliza privada, que garantiza una adecuada disposición de dinero tras el punto y final de la etapa laboral. Es un modelo de ahorro que el ciudadano puede poner en marcha cuando quiera y que asegura, a diferencia del tipo de la Seguridad Social, que el capital acumulado no se pierda en ninguna circunstancia.
En un país como España, donde la población de edad superior a los 65 años ha alcanzado el diez por ciento del total en solo veinte años, la necesidad de cubrir bien las espaldas de cara a la jubilación futura crece. El aumento de la edad de jubilación o el endurecimiento de las condiciones para acceder a la pensión máxima son factores que invitan a poner en marcha un mecanismo alternativo y complementario. El plan de pensiones es la solución y puede activarse en cualquier momento de la vida laboral de una persona, incluso cuando tiene veinte años y da sus primeros pasos en el mercado. Nunca es tarde para empezar, si bien una decisión temprana ofrece una mayor seguridad y mejores condiciones para el futuro.
Un plan de pensiones implica la contratación de una póliza de capitalización o un sistema de renta con la empresa que se traduce en una aportación periódica de dinero, que es guardado y reservado en un formato de ahorro y que puede ofrecer un interés anual. Las posibilidades son múltiples y la persona debe realizar un análisis previo para conocer las ventajas y características de cada modelo. Esta tarea supone una anticipación al “yo futuro” e incluye una previsión de los posibles gastos que se pueden tener en la jubilación. Los especialistas indican que una persona mayor necesita, cada mes, entre la mitad y dos tercios del dinero que ingresa habitualmente durante su vida laboral. Las necesidades disminuyen y las prioridades son otras; y este dato puede servir de indicador en la toma de decisiones sobre qué plan de pensiones contratar.
La cuantía de la prestación de jubilación, la previsión de vida o el coste de la vida en el futuro son otros cálculos que se deben contemplar para tener un escáner aproximado a lo que será nuestra vida dentro de unos años.
El déficit de las pensiones
La crisis económica iniciada en 2008 puso en alerta a los sistemas de pensiones de todo el mundo, especialmente en Europa, una región que había protegido con un férreo sistema este privilegio. El aumento de la edad para empezar a cobrar y la reducción de la cantidad recibida son la base del déficit de las pensiones. La cantidad de dinero disponible para esta función es menor a la vez que el porcentaje de población que supera los 65 años es mayor. El esfuerzo de un español para compensar la brecha entre una pensión de jubilación y otra complementaria es superior a los 2.500 euros anuales. Lo más recomendable es empezar a ahorrar cuanto antes, pues solo así este déficit se reduce.
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