No desconectar del trabajo puede afectar al cerebro, según han advertido este miércoles los profesores de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Agnès Brossa y Enrique Baleriola, un tema que abordará el seminario web del ciclo Skills que la UOC ha organizado para el próximo martes, 29 de marzo.
Los expertos han recordado que el 74 % de los trabajadores reconoce estar siempre disponible en su trabajo y han constatado un incremento del estrés laboral con la pandemia, lo que ha hecho aparecer más casos de "burnout" o desgaste profesional, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce como enfermedad.
Una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cifró en el 27 % los trabajadores españoles que corrían el riesgo de padecer estrés laboral crónico, pero, según los dos psicólogos, con la pandemia estos datos han empeorado y la cifra ha aumentado al 74 %, de los que un 45 % reconoce sufrir estrés laboral.
Según los expertos, poder desconectar para cubrir necesidades primarias, de alimentación y sueño, de actividad física, sociales y, sobre todo, afectivas, "es la única forma de reducir esas cifras y mantener nuestro bienestar".
De lo contrario, advierten que puede haber consecuencias incluso en nuestro cerebro, según la psicóloga Agnès Brossa, que avisa de que en el ámbito psíquico "los pensamientos de desmoralización o de que no vamos a llegar a todo, asociados al estrés laboral, llevan a un estado emocional de tristeza, ansiedad o desánimo".
"Y en el momento en que el cerebro recibe la señal de que está en peligro despliega unos mecanismos neuronales para que nuestro cuerpo se ponga en estado de alerta para poder activarse y seguir adelante a pesar de la situación en la que estamos. Pero todos estos neurotransmisores que se segregan porque nuestro cerebro ha interpretado que estamos en estado de peligro actúan, a largo plazo, dañándolo", alerta Brossa.
"El proceso ocurre cuando empezamos a segregar una hormona llamada cortisol o excesiva noradrenalina, adrenalina u otros neurotransmisores de este tipo. En este momento, las dendritas, que son pequeños hilos que salen de la neurona para conectar con otras y transmitir información, se acortan", ha añadido Brossa, que especifica que entonces se produce "un daño físico en el ámbito neurológico conocido como estrés psicosocial por derrota reiterada".
Baleriola ha explicado que el estrés laboral avisa física y psicológicamente "y la señal más frecuente es agotamiento y cansancio, que no es habitual en un estado normal, por ejemplo, empezar el día ya cansado o sentir que nos cuesta mucho tener energía para hacer las cosas".
"Otra señal es sentir presión en el pecho o palpitaciones, aunque puede deberse a otras causas, pero también puede ser señal de ansiedad acumulada. Los problemas para dormir y relajarnos durante la noche o durante nuestro tiempo libre también son indicadores de estrés laboral", apunta el profesor de la UOC.
En el ámbito psicológico, Baleriola destaca "cambios de humor que anteriormente no eran normales, el hecho de despertarse y sentir que no hemos descansado, posponer o evitar enfrentarnos hasta a las tareas más sencillas de nuestro trabajo, o comenzar la jornada laboral deseando que termine y pase rápido".
Brossa especifica que "la falta de éxito repetitiva produce este estrés en nuestro cerebro, mientras que la euforia reiterada por éxito afecta al contrario, en positivo".
De hecho -añade-, los estudios demuestran que, a mayor éxito social y laboral, mayor segregación de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina, que son buenas para nuestro cerebro y que contrarrestan esta afectación en negativo. "Por tanto, la primera recomendación es intentar tener muchos períodos en los que sintamos que hacemos las cosas bien, que tenemos éxito".
La psicóloga recomienda "buscar espacios para cubrir necesidades no laborales", practicar actividades físicas, sociales y afectivas, organizar y planificar tiempo libre, ponerse límites y aprender a pensar "esto no puedo hacerlo, lo dejo para mañana" y decir "no".
Evitar los sentimientos de culpa, desarrollar pensamientos positivos y, para los que teletrabajan desde casa, diferenciar los espacios, son otras de las recomendaciones de Brossa y Baleriola, que también aconsejan fijar rutinas y horarios.
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