Evidentemente, no es necesario ser universitario para aprender a jugar al pádel. Conociendo las normas básicas del juego, comprando unas
palas de pádel y practicando un poco, cualquiera puede convertirse en un jugador capaz de dar el pego ante ojos inexpertos.
Pero si lo que queremos es convertirnos en jugadores avezados o ganar a ese colega tan competitivo que no nos perdona ni una, entonces tendremos que
entrenar a conciencia estos cuatro trucos:
1. Practica las estrategias del saque
La estrategia del saque consiste en
disfrazar tu servicio mediante el lenguaje corporal para sorprender a tu oponente y conseguir puntos fácilmente.
Todos sabemos que es muy aconsejable servir hacia el cristal, pero tras varios saques tus rivales habrán descubierto la jugada que haces y estarán prevenidos para contrarrestar sus efectos.
Por eso, entrenaremos distintas estrategias de saque: hacia el centro, más arriba y más abajo, pero utilizando siempre el mismo lenguaje corporal. Es decir, mantendremos el contacto visual con el cristal como si fuésemos a sacar hacia allí y luego
serviremos por donde nos apetezca, siempre de forma aleatoria.
A partir de ese momento, tu oponente no sabrá hacia dónde vas a servir y estará menos preparado y más dubitativo, lo que se traducirá
en puntos a tu favor.
2. Baja la posición de la raqueta
Puede ser que hayamos adquirido la mejor raqueta que tenían en la
tienda de pádel. Pero de nada sirve una buena raqueta si no modificamos nuestros hábitos de empuñadura y manejo.
Un hábito típico de principiantes es mantener la empuñadura de la raqueta en una posición excesivamente alta porque esto ayuda a controlar mejor la pelota.
Pero si queremos una muñeca relajada,
tendremos que acostumbrarnos a mantener la raqueta en una posición algo más baja: quizá pierdas un poco de control, pero tendrás más potencia en tu
smash como resultado natural de una mayor libertad de acción de la muñeca.
Entrena esto y te sorprenderás con los resultados.
3. No sujetes la raqueta con excesiva fuerza
Compensemos la pérdida de control que supone mantener la raqueta más baja: cuanto más suavemente la cojas, más relajado estarás en la pista y manejarás mejor el juego de muñeca.
Combinando una posición de manejo baja con un agarre de raqueta moderado conseguirás tres cosas:
potencia, control y efecto en la trayectoria de la pelota.
Pero no es tan fácil controlar el impulso natural de sujetar fuertemente la raqueta: entrénate en solitario hasta que consigas dominar de forma natural el impulso de agarre vigoroso.
La técnica de sujeción suave te proporcionará muchísimos puntos.
4. Golpea a tus rivales
Obviamente, no nos referimos a que le des un puñetazo, sino a que intentes provocar el impacto deliberado de la bola en su cuerpo.
Cuando el oponente es tocado por la pelota o quiere evitar que eso ocurra, le resulta muy difícil jugar una volea efectiva, por lo que
conseguirás el punto en juego con suma facilidad.
No todo el mundo estará de acuerdo con esto: quizá en un partido entre buenos amigos sea mejor no usar este truco, salvo que tu amigo sea extremadamente competitivo. No olvidemos que donde las dan, las toman.
Sin embargo,
en un torneo o competición oficial es una estrategia importante para ganar puntos extra y, si te fijas, los grandes jugadores profesionales la utilizan sin ningún reparo.