Los forenses que realizaron la autopsia de la niña Carolina, presuntamente asesinada por su madre en un hotel de Logroño en enero de 2020, han declarado este lunes en el juicio que la causa de la muerte fue asfixia mecánica por sofocación, debido a la compresión de los orificios respiratorios de la menor, quien estaba "profundamente sedada".
La Audiencia Provincial de Logroño ha celebrado la undécima sesión del juicio que se desarrolla con un tribunal popular, que en esta jornada ha contado con la declaración como peritos de tres médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de La Rioja que participaron en la autopsia de la niña de 5 años y analizaron las heridas de la acusada.
El fiscal, la acusación particular ejercida por el padre de la menor y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientras que la defensa sostiene que la autora de la muerte de la niña fue la abuela materna, antes de suicidarse en el río Ebro.
Los forenses han declarado que, tras el análisis del cadáver de la pequeña, comprobaron que tenía restos serosanguinolentos propios en la nariz y en la boca, que son "muy típicos en muertes por asfixia por edema pulmonar".
Carolina también tenía un hematoma en el labio inferior, dos pequeñas erosiones en el mentón y una petequia o punto rojo dentro del labio de abajo, que, según han explicado, pudo producirse tras ejercer presión.
Estas pequeñas lesiones podrían ser compatibles con una presión ejercida con el chupete puesto y la almohada sobre la cara de la niña, objetos que encontraron los policías sobre su rostro cuando descubrieron el cadáver en la habitación del hotel, en la mañana del lunes 27 de enero de 2020, han detallado.
Además, han precisado que la muerte de la pequeña se pudo producir entre las 13:30 y las 19:00 horas del domingo 26 de enero.
El Instituto Nacional de Toxicología de Madrid realizó diversos análisis de muestras de órganos y tejidos de la pequeña y encontró un nivel de 0,08 de benzodiacepinas -correspondientes al somnífero Noctamid-, una dosis "alta", ya que un adulto se le recomienda tomar 0,1, por lo que los forenses concluyeron que tenía "un nivel de sedación alto" durante la asfixia, lo que le impediría realizar movimientos para defenderse.
Han aclarado que los niveles encontrados de este medicamento en sangre no son suficientes para determinar una muerte de origen tóxico, pero comprobaron, por la presencia de este fármaco en varios órganos, que hubo un consumo "repetido y crónico" y que se le había administrado, al menos, durante cuatro meses.
Respecto a las lesiones que tenía la madre de Carolina en ambas muñecas, que no eran graves, estos forenses han explicado que hubo "voluntariedad en la ejecución" de los cortes, realizados por ella misma o por una tercera persona.
En el bolso de la abuela materna de la niña, encontrado en el parque del Ebro junto al lugar en el que apareció su cuerpo ahogado, había dos cuchillos cerámicos que podrían causar "heridas compatibles mediante acción incisa", han indicado.
Por otra parte, la psicóloga forense que evaluó al padre de la niña tras su muerte ha asegurado en el juicio que desarrolló "múltiples enfermedades psicosomáticas" que alteraron su sistema imunológico y provocaron pérdida importante de peso, alopecia, problemas gastrointestinales, dermatitis intensa y falta de apetito, entre otros trastornos.
"Le han destrozado la vida", ha añadido en su declaración pericial otra médica forense, quien cree que "es muy difícil que todos estos síntomas desaparezcan en un futuro inmediato" y ha recalcado que "no se puede descartar una tendencia autolítica", de modo que requerirá tratamiento "a muy, muy largo plazo".