Desde siempre, la energía verde ha sido vista como algo extraño y propio de personas demasiado preocupadas por el planeta, pero no una alternativa a las energías contaminantes y que sirviese para ahorrar en la factura de la luz a final de mes.
Sin embargo, este verano llegó la subida brutal de la luz y aquí muchos usuarios se dieron cuenta de que aquella gente que decía que las fuentes de energías limpias eran el futuro tenía razón.
Las placas fotovoltaicas son la mejor alternativa ahora mismo
En un momento en el que casi podemos decir que nos da miedo enchufar un electrodoméstico, no hay otra solución que colocar placas solares en el nuestro tejado, todas las que podamos.
Su precio ha disminuido de manera drástica en los últimos años, las tecnologías necesarias para que funcionen son cada vez más económicas y el coste del kilovatio permite amortizar las instalaciones en muy poco tiempo.
La mejor manera de ahorrar es no poner baterías
Tenemos varias alternativas cuando instalamos placas y la más recomendable sigue siendo no usar ningún tipo de batería, de manera que solo vamos a gastar aquello que produzcamos en el momento.
Esto hace que la inversión sea más baja, puesto que lo que encarece las instalaciones son las baterías, la parte más costosa con mucha diferencia. Además, hay que pensar que como ocurre con las de los móviles, las que se usan para fotovoltaica también tienen una serie de ciclos de carga y descarga después de los cuales pierden rendimiento y al final hay que cambiarlas, volviendo a hacer un buen desembolso de dinero.
La domótica nos ayuda a que el ahorro sea aún mayor
La domótica ya es algo accesible a todos los hogares y la podemos utilizar en nuestro beneficio para automatizar algunas tareas que nos van a permitir ahorrar aún más con la energía verde.
Se trata de automatismos que únicamente dejan pasar energía a ciertos enchufes en los momentos en que tengamos excedentes de la solar, cuando estemos produciendo más energía de la que la casa consume.
Así, se pueden derivar los kilovatios sobrantes a calentar un gran termo eléctrico de unos 150 litros, que dará agua caliente más que suficiente y que solamente funcionará cuando la energía nos sobre.
Lo mismo se puede hacer si tenemos un coche eléctrico. Con los enchufes domóticos podemos indicar que el automóvil solo se cargue cuando no estemos necesitando la energía que producen las placas, o que se haga cuando las baterías para la casa (si las tenemos) estén llenas.
Los procedimientos de los que hablamos son automáticos. Únicamente hay que “programarlos” la primera vez mediante una aplicación o un servicio web muy sencillo, para olvidarnos y que se ejecuten sin que nos acordemos de ellos.
Cada vez es más rentable poner energía verde en casa, pues la combinación de los precios de la energía con la bajada de los equipos permite amortizaciones rápidas. Además, la combinación con la domótica nos facilita mucho la tarea para ahorrar dinero todos los meses gracias a las renovables.
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