Sindéresis

Colaboracionistas del PSOE

Los tertulianos vendidos rematan a puerta: el franquismo y Podemos es lo mismo; si acaso, el franquismo es un poco mejor.

Publicado: 11/04/2021 ·
20:21
· Actualizado: 11/04/2021 · 20:21
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  • Carmen Calvo.
Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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El partido que tiene mayor responsabilidad en el blanqueamiento de VOX es el PSOE. Al intentar hundir a Podemos para recolocar la fuga de votos que casi provoca el sorpasso, sus dinosaurios se han dedicado a delimitar los límites democráticos de una manera diabólica: Podemos sería un extremo y VOX sería el otro, y ambos se tocan y son por tanto indeseables. A la Constitución Española, que le den por culo por el camino.

Como no compite en nicho electoral con Bildu, han desestimado la idea de demonizarlos a ellos o a la CUP. En su ciego intento de retomar el bipartidismo, muy lejos de alejar a Podemos al mismo rincón antidemocrático en el que debería estar VOX, que no tiene empacho en amenazar con deportar a un ciudadano con nacionalidad española solo porque es negro, lo que ha conseguido es atraer a VOX al ruedo de lo permisible. Eso ni siquiera es un cálculo electoral, sino un cálculo de ambición interna, de cada uno de sus cargos. Sin la campaña mediática apoyada por PSOE y sus medios afines sobre Podemos, la abstención sería menor, y sería menor la fuga de votos a formaciones blancas, esas que la izquierda vota cuando ha sido decepcionada por todos los partidos de izquierdas que pueden cambiar algo; me refiero a PACMA y, en breve, ese lugar lo ocupará el tránsfobo Partido Feminista, al que PSOE tampoco ha dudado en lanzar guiños; cualquier cosa con tal de hundir a Podemos y reinstaurar el bipartidismo. Hay gente que debería entender que la mitad de los altos cargos del PSOE están más cómodos cuando gobierna PP que cogobernando con Podemos. Esto es así porque Podemos propone medidas perfectamente democráticas, pero que afectan al régimen de beneficios de las empresas del IBEX 25, donde los altos cargos del PSOE que no se han colocado ya pretenden colocarse.

VOX es un partido acientífico y trumpista, y Ayuso, que usa una táctica mucho más inteligente que el PSOE en el lado de los intereses electorales, en vez de repudiar las ideas por las que VOX destaca (nacionalcatolicismo excluyente, defensa de lo intereses de las clases altas, xenofobia, transfobia y homofobia, prevalencia de los intereses de la producción sobre la seguridad de los trabajadores, estado liberal débil donde impere la ley del más fuerte), lo que hace es robárselas y crear una franquicia franquista con el apoyo de Almeida. Por eso VOX está a punto de desaparecer en la Comunidad de Madrid, y si no desaparece, apoyará sin fisuras el gobierno del PP, en caso de producirse. Gabilondo, en cambio, para desterrar a Podemos, excluye de su ideario los postulados progresistas, y equipara la progresía y defensa de la Constitución y de los Derechos Humanos con la radicalidad fascista, lo que solo le sirve para competir con un nicho de votos bien asentados en el centro, que difícilmente rescatarán a Cs de la destrucción, pero que transforma la Constitución y los Derechos Humanos en quimeras radicales a los ojos de la ciudadanía. Gabilondo, en su intento de no tener que entenderse con Podemos, le dice a la gente que es lo mismo querer deportar a un ciudadano con nacionalidad española por ser negro que defender a ese ciudadano y sus iguales con todo el peso de la legalidad internacional y la ética humana.

Carmen Calvo colabora en el blanqueamiento del franquismo cada vez que puede; la última ocasión ha sido con la vergonzante propuesta de dejar las inmatriculaciones de la Iglesia como están, y que, si algún ciudadano ve algún problema, se querelle con el obispado de turno. Margarita Robles permite que en la Legión siga existiendo la Bandera Comandante Franco. Los tertulianos vendidos rematan a puerta: el franquismo y Podemos es lo mismo; si acaso, el franquismo es un poco mejor. Y la banca y las eléctricas se frotan las manos mientras un puñado de plataformas y abogados intentan defender nuestros derechos deseando que los casos acaben en tribunales europeos, ya que en Europa tienen bastante claro quién emerge del pasado y no debe tener cabido en el futuro, si queremos paz, progreso y tranquilidad en dicho futuro.

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