Os conozco desde pequeño. Haríais cualquier cosa por pertenecer a un grupo de linchamiento, sea rojo, azul o amarillo. Siempre habéis opositado a grupos de linchamiento, contra gordos, gafas, gays o empollones. Contra uno que venía del pueblo de al lado o de cualquier otra parte. Os da lo mismo porque no tenéis ningún odio concreto, solo os gusta linchar, os gusta pertenecer a un grupo de linchamiento, y eso tiene salida en cuatro sectores humanos principalmente: la religión, el fútbol, la política y el sexo.
Os pone lo marcial, os pone la obediencia, os pone lo profético y lo exaltado, y, por supuesto, os pone ser cinco contra uno, mejor veinte contra uno. Estáis más estudiados que la gonorrea; sois carne de manual, pertenecéis a la escala F, no sois buenos, no tenéis códigos éticos aparte de los que diga el líder. Carne de secta, carne de nazi.
Os conozco desde siempre, me he relacionado con vosotros en el colegio, el instituto, en la calle y el trabajo, y uno por uno no valéis para nada, no le aguantáis la mirada a nadie, no tocáis un pelo a una mujer, no os sale saliva por la boca. Antes que surgiera VOX estabais más callados que en misa. Principalmente, sois cobardes.
VOX está lleno de gente que era incapaz de levantar la voz por sí mismos. No le llegáis a la suela de los zapatos a aquellos insumisos que se negaron a cumplir con el servicio militar bajo pena de cárcel, solos contra el mundo. No le llegáis a la suela de los zapatos a los que se enfrentaban en una lancha contra un petrolero que les arrojaba bidones. No le llegáis a la suela de los zapatos a Rosa Park o Amelia Earhart, Pedro Zerolo, ni a la Veneno, la Petroleo o la Salvaora.
No seríais capaces de encabezar ninguna manifestación con el convencimiento de que os van a llover palos. No le llegáis a la suela de los zapatos a los Antifas.
Y en Vox, como en el PP y Cs, debe haber gente sensata y honesta, al menos honesta consigo misma, que actúa en función a unos convencimientos propios, aunque no sean los míos, pero con los que puedo discutir porque han venido a lo mismo que yo, a cambiar las cosas a través de la palabra y las leyes. ¿Pero vosotros? A vosotros os conozco desde siempre, destripando lagartijas, quemando gatos, cogiéndole el culo a la niña más tímida, empujando al niño más tímido, siempre en grupos, acomplejados, insustanciales y cobardes. Cuando habláis de empuñar un arma para defender la bandera, lo único que os importa es la parte de empuñar el arma.
Puedes cambiar la bandera por un crucifijo o media luna, por una elástica blanca o verdiblanca, que os da lo mismo; os sueltan en una jaula y os ponéis a roer. Sois el que roba comida en un naufragio.
Sois de naturaleza fascista y el fascismo exige enormes cantidades de frustración y muy poquita decencia; valor, ninguno.
Sois los tontos de las pintadas, los que tienen que hacer un cursillo para dibujar una esvástica, los de “rojos fuera”, los de “maricones fuera”, los de “go home”, y he venido a traeros una buena nueva, una sorpresa, un payaso con muelle saliendo de la caja.
Habéis caído en una estafa piramidal.
Ya está, no habrá linchamiento ni refugio, solo vosotros haciendo el ridículo, y los que eran ricos, mañana, un poco más ricos a vuestra costa, porque en esta historia no sois los abusones; sois los abusados.
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