Sindéresis

Isleños de derechas

La Semana Santa que tanto respetáis, tiene su punto culmen en el barrio donde seguramente a Jesucristo no  habría ido a predicar.

Publicado: 21/09/2020 ·
14:48
· Actualizado: 21/09/2020 · 14:48
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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San Fernando es una ciudad conservadora y obrera, lo que lleva a un cúmulo de contradicciones que no permiten su avance. La población obrera y conservadora vota a la derecha o a un centro que, en el caso de Andalucía, tumba rápidamente hacia la derecha, como es el PSOE susanista que encarna el equipo de Patricia Cavada. Yo creo que esto tiene que ver con la incapacidad de la mayoría de la gente para entender por qué las cosas son como son, y os contaré un secreto: no son porque sí y no son por culpa de los políticos, sino de los votantes.

Al fin y al cabo, no con las palabras, pero con los actos, ¿algún político os ha engañado alguna vez? El PSOE de San Fernando, el PA de San Fernando y el PP de San Fernando son todos clasistas. Cuidan del turismo y de la Calle Real, y abandonan los barrios a su suerte. La Semana Santa que tanto respetáis, tiene su punto culmen en el barrio donde seguramente a Jesucristo no  habría ido a predicar, es decir, el rico centro de la Calle Real donde la mayoría de vosotros no podréis tener un piso o un local comercial nunca.

Los tres partidos defienden con uñas y dientes la educación privada o concertada, en detrimento de la pública, que sigue en caída libre hasta el punto que, si no ponemos pie en pared, un día vuestros hijos no podrán siquiera estudiar la enseñanza obligatoria.

Os atontan con medidas que satisfacen vuestro espíritu conservador, como subvenciones a la escuela de tauromaquia, o saltarse la ley vigente para no tocar un pelo a la estatua del golpista, antisistema y traidor Varela, y con eso os dais por satisfechos, aunque en caso de que os falte el trabajo y os veáis en la calle con los niños, ninguno de estos tres partidos se haya encargado jamás de que haya soluciones habitacionales, aunque sean temporales, para familias en apuros. Esta es una de esas descerrajadas utópicas que vienen en la Constitución, el derecho a una vivienda digna y la lucha contra la especulación inmobiliaria, la misma Constitución que dice que la bandera de España es la que llevas en la puñetera mascarilla.

Mascarillas, guantes, batas, geles hidroalcohóicos, esas cosas que faltan en los colegios, porque habéis decidido dar vuestro voto a un partido en la Junta de Andalucía que tiene como santo y seña bajarle los impuestos a la gente que se puede permitir comprarse un volquete de material sanitario y que seguramente lleva a sus hijos a un colegio suspendido sobre nubes de seguridad y confort. ¿Te ha engañado alguien, de verdad?

Fíjate en la Comunidad de Madrid, donde tampoco están engañando a nadie. El PP ha decidido que los vecinos de los barrios obreros tienen la obligación de trabajar pero no el derecho al ocio, y se les permite salir de sus recién creados guetos para que vayan a servir copas o cuidar ancianos en los barrios pudientes; como si la gente de los barrios pudientes no hubiesen dado sobradas muestras de egoísmo y falta de responsabilidad durante la pandemia. Pero se lo podían permitir, y ¿sabes por qué? Porque la gente que ha estado al frente del país, la que se ha arriesgado y ha enfermado de COVID es aquella gente que tiene trabajos imprescindibles, que al mismo tiempo son aquellos trabajos propios de los barrios obreros: transporte de mercancías, limpieza de calles y domicilios, atención directa a enfermos o ancianos, seguridad ciudadana, etc.

Los currantes han puesto el pecho en esta crisis, como siempre, pero tú, si no te haces un autolavado de cerebro, vas a volver a votar a los que han trazado un mapa de barrios privilegiados y barrios sacrificables, de gente privilegiada y de gente sacrificable.

Votar a gente como yo tiene sus esclavitudes, lo sé. Hay cosas que defiende la gente como yo que te parecen tonterías, y es justo que pienses así, pero te voy a contar algo: no son tan importantes y lo sabes. Distinto es que me odies porque te lo dicen las tripas, pero en ese punto se acaba el diálogo conmigo; esa es una conversación que tienes pendiente, tú, con tus tripas. Conmigo de lo que vas a hablar es del alcantarillado de Bazán, los jardines de Camposoto y las paredes de Gallineras, de ambulatorios, institutos y bibliotecas. Si quieres; si no, vota a los de siempre, que te ha ido de puta madre.

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