Mi hija es un árbol que ha esquivado trece rayos. Por eso algunas de sus ramas parecen saludar, sorprendidas, y otras defienden un nido, y otras amenazan al firmamento.
Mi hija tiene raíces tan profundas que no están en la tierra, que todavía no han nacido.
Mi hija tiene un río de fuego que discurre bajo sus ojos, un río que emite vapores y que, cuando sale por la boca, puede destruir castillos.
Nació sabiendo cómo se coge un lápiz.
Aspira aromas de otras regiones.
Tiene enemigos que son cobardes, todos.
Mi hija es el relevo de unas tropas que aún no han combatido.
Las estrellas fugaces la miran y piden un deseo.
Se está fabricando una armadura de colores que protege nuestros ojos.
Mi hija, cuando llora, dice verdades que intimidan a los doctores, y cuando sonríe las esconde para que no sean robadas por los enemigos cobardes.
Cuando se despierta, la esperanza se queda remoloneando en la cama y a veces tiene que sacarla por los pelos; nunca se acuesta antes de haberla arropado.
Mi hija tiene un corazón que no me cabe en el pecho. Es la asesina de mi soberbia.
Los números no la entienden.
Cuando nació, entró un vendaval en algunas bibliotecas públicas y privadas, las enciclopedias se cayeron, y sus páginas, alborotadas, se rieron o asustaron, y mostraron secciones que iban a ser necesarias en los siguientes años, de letras, de ciencias, Heráclito, Darwin, Curie y Earhart.
De pequeña era capaz de curar con agua y ahora lo hace con telepatía. Tenerla en la casa es como tener un dragón y un verano de cosechas.
Su cerebro tiene quince piernas.
Cuando sube la marea en su interior, los peces hablan.
Mi hija sabe que es un genio de algo, aunque ha dejado ese conocimiento en el lapicero por si alguna vez le hace falta; que no es ahora.
Plata o plomo, hijueputa.
Está a punto de girarse para encarar a los demonios, pero ella aún no lo sabe.
Plata o plomo, hijueputa, y espero que escojas plomo.
Mi hija, en definitiva, ha crecido con ramas que imitan posturas de cómic de acción, raíces mágicas, una promesa de venganza y de amor, un brillo que saludan las estrellas y las artes, un poder que es hermano de la ciencia, un destino que negocia en la almohada.
Es mi persona favorita.
Cuando cierre los ojos, sé que la seguiré viendo.
UwU.
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