Sindéresis

Tu falso amigo

Los publirreportajes de España Directo, Andalucía Directo y todas esas agencias de publicidad encubiertas no están ahí para mostraros la realidad.

Publicado: 05/08/2019 ·
14:35
· Actualizado: 05/08/2019 · 14:36
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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No digo que esto sea un plan, pero parece un plan, uno que combina dos buenas intenciones para empedrar los caminos del infierno. Por una parte, tenemos la valoración de discapacidad. A partir de un 33%, la persona es tratada a efectos legales de muchos tipos como discapacitada y, siempre que no llegue al 65%, es apta para trabajar (groso modo). Habréis percibido que la inmensa mayoría de la gente que pasa por un tribunal de valoración de discapacidad acaba entre el 33 y el 64, ni 32 ni 65, ¿verdad? Esta es la primera parte de las buenas intenciones. La segunda es que las empresas tienen grandes beneficios fiscales por contratar personas con al menos un 33% de minusvalía declarada. Integración laboral, ya sabéis.

Si yo fuera mal pensado, me daría por pensar que este tinglado favorece principalmente a la CEOE, ni a las personas que tienen enfermedades o lesiones incapacitantes, ni a sus familias o parejas, ni al conjunto de la sociedad, porque, veréis, estos beneficios fiscales con comportan obligaciones a la hora de la verdad. Si te das de baja demasiado, te van a echar a la puta calle. Si por hache o por be no haces bien tu trabajo una temporada, te van a echar a la puta calle. Si tu puesto de trabajo no está adaptado a tus necesidades o limitaciones, te jodes, porque detrás de ti hay otras personas con discapacidad para aceptar el trabajo hasta que el cuerpo aguante.

Solo que el cuerpo, o la mente, ya dejó de aguantar, y la mayoría de esta gente, o necesita un puesto de trabajo muy adaptado a sus circunstancias, o tendrían realmente que haber recibido un 65% de discapacidad. Se piden personas con discapacidad para trabajar en el sector de la limpieza, de la hostelería, llevando camiones por Europa. Sé que muchos tenéis en mente esos publirreportajes de chavalas y chavales con Síndrome de Dawn elaborando sushi, o alguien que perdió un brazo dedicado al sector del telemarketing, pero lamento informaros de que los publirreportajes de España Directo, Andalucía Directo y todas esas agencias de publicidad encubiertas no están ahí para mostraros la realidad.

La realidad es más bien una persona con tres hernias discales montando guardia en una garita doce horas, una persona que igual tiene una pareja con la que ha creado un plan de futuro, que pasa dolores y se revienta a pastillas para soportarlos, mientras a su pareja no le dan su mismo trabajo porque no ofrece beneficios fiscales. La realidad es que una persona con una depresión, que bastante tiene con aguantar el peso de su existencia, debe tirar de la familia y poner buena cara a los clientes de la clínica dental mientras por dentro se rompe.

La realidad es que si un día dice que no puede más y se tapa con las mantas durante una semana por culpa de su enfermedad, acabará perdiendo el trabajo. La realidad es que el tipo de las hernias un día pasará del 33% al 45% cuando empeore, pero no llegará al 65%, y perderá el trabajo. Y será reemplazado por alguien que se quedó sordo en Bosnia o se hizo trizas el menisco en un andamio. Y la realidad es que sospecho que la CEOE ha encontrado su fuente de recursos humanos tercermundistas, reemplazables, sin tener que moverse del país, porque este sistema, tal como está montado, no ayuda a las personas discapacitadas, ni a sus familias, ni a nadie más que a la patronal. Y la inspección de trabajo, tu falso amigo, a por uvas, como siempre.

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