Miembros del PP se dedicaron a inventar mentiras sobre Podemos y sobre Pablo Iglesias para desprestigiarlo de modo que no se ha hecho anteriormente con ninguna otra fuerza política, que hayamos podido conocer. Quizá se chantajeaban entre ellos y el chantaje funcionaba, quién sabe. Quizá Podemos daba más miedo al PP que a otros, pero la culpa en este caso no es solo del corruptor, sino sobre todo del corrupto: los policías.
Poco acento se está poniendo en los policías que se avinieron a participar en esta actividad delictiva y mafiosa en lugar de meter entre rejas al primer político que se les acercó para ofrecerles el encargo. El mismo Podemos está usando un lenguaje con objetivo político a la hora de abordar la noticia, atacando a sus enemigos políticos, que son el PP y los periodistas que formaron la parte necesaria, el altavoz de un asunto que, legalmente, no iba a tener mayor recorrido. Pero ¿qué pasa con esos policías? No estamos hablando de usar recursos públicos, no estamos hablando de dinero y máquinas, los policías son personas que juraron defender el orden constitucional y las leyes. Ni siquiera hablamos de soldados en el frente que deben obedecer órdenes de las que se sabe que serán responsables sus superiores.
Estamos hablando del equivalente a bomberos que deciden no apagar el incendio en la sede cierto partido político, del equivalente a médicos que le hurtan el diagnóstico real a un enemigo político de quien les paga. Hablamos de policías corruptos al más alto nivel.
¿Y qué pasa con los otros policías? ¿Qué pasa con las declaraciones de los sindicatos de policía cuando se necesita que la gente recupere la fe en la institución? ¿Qué pasa con el honor, qué sucede, con qué se duermen por las noches?
Y el PSOE guarda prudente silencio, también por motivos políticos, porque sabe que esto que se está revelando beneficia electoralmente a Podemos. Y Podemos se queda solo explicando a la ciudadanía cómo de grave es el caso, parte implicada que siempre tendrá menos veracidad que alguien que no sea al mismo tiempo víctima de lo sucedido y beneficiario de que se sepa. Podemos y un puñado de periodistas. Y quizás el PSOE guarda un prudente silencio por otros motivos, no sé si por los mismos motivos por los que se negó a que Villarejo compareciera en la Comisión del Congreso sobre las cloacas del Estado. De Vox, Ciudadanos y otras partes no implicadas directamente, no espero más que silencio, porque entiendo que sus escrúpulos son casi inexistentes cuando se trata de engañar, embaucar o denostar, sosteniendo sus versiones y retorcimientos en las manos con el conocimiento de que solo necesitan aguantarlos hasta que lleguen las elecciones. Pero… ¿el PSOE?
Es un partido político histórico que ha visto pasar lo peor y mejor de España, cien huelgas, cien manifestaciones disueltas a palos, el nombre del fundador siempre presente como los americanos tienen presente la Estatua de la libertad. Es un partido político que precisamente fue damnificado directamente, junto al Partido Comunista y otros, por la represión y la inseguridad legal y jurídica que supone sufrir una dictadura con un aparato de policía política a su disposición. ¿Y se callan ahora? ¿Y no se unen a Podemos en la denuncia indignada sobre estas prácticas, sobre esta red mafiosa?
¿Acaso no tienen en estos momentos integridad moral para marcar una línea en el suelo y defenderla, junto a otros, pero en cabeza, para defender la Democracia y el Estado de Derecho, el imperio de la ley? ¿Acaso el PSOE no era algo más que contar votos, un partido que había visto tiempos mejores, que volvería a representar los valores progresistas y populares de una nación que ya ha sufrido, y sigue sufriendo, demasiada dictadura?
¿O acaso el PSOE solo oye el tictac del reloj y se pregunta cuándo los pillarán a ellos?
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