Sindéresis

Te está viendo tu hijo

En este punto me gustaría que pensaras si la tolerancia ha matado alguna vez a alguna persona.

Publicado: 11/02/2019 ·
02:46
· Actualizado: 11/02/2019 · 02:46
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

Del propio autor:

VISITAR BLOG

Es posible que sea con buena intención que muestras tu preocupación en voz alta cuando hablas de inmigrantes, de tendencias sexuales, de nacionalismo, pero te pido que tengas en cuenta que tus hijos te están escuchando y, para ellos, durante muchos años serás un oráculo, la única verdad, el megáfono del pasado, presente y futuro.

 Cuando tú pones el acento en la raza de alguien y lo vinculas con aspectos positivos o negativos, estás imprimiendo una huella en tu hijo y, aunque tú solo hables de circunstancias socioculturales del hoy día, el mensaje que reciben los pequeños es un mensaje racista. Y esos, tus hijos, lo van a usar en el patio del colegio. Esos, tus hijos, no van a mirar igual a su compañero, que ya no será simplemente un niño moreno con el pelo rizado; para ellos es un moro y es distinto y es peor. Y cuando se metan con él le llamarán moro con algunos apellidos feos. Y ese compañero, que al menos los primeros años de su vida pensó que podía tener amigos y ser como los otros niños, quedará marcado.

En este punto me gustaría que pensaras si la tolerancia ha matado alguna vez a alguna persona. Sé que lo digo mucho, pero quiero que lo pienses: ¿conoces a alguien que se haya quitado la vida porque los demás lo toleraban? Y quiero que entiendas que hablo de tolerancia, no de intransigencia, que es la defensa del espacio propio. Y quiero que entiendas que incluso tengo un regusto amargo cuando te pido tolerancia, porque esto pone de manifiesto que hay algo que pedir; verás que no pido tolerancia para los niños blancos heteros de familia católica; el concepto ya pica. Es posible que tengas que hacer análisis de conciencia cuando dices, delante de tus hijos, que está bien que cada uno se acueste con quien quiera, pero que no hace falta que se den besos en la calle. Imagino que esos que no se deben dar besos en la calle tampoco deberían hacerlo al final de las películas; las películas las protagonizan otros, los que son normales, ese es el mensaje que mandas. Luego es posible que lo estés diciendo en presencia de algún homosexual, por ejemplo, alguno de tus hijos, así que no vuelvas engañarte pensando que estarás allí para ellos les pase los que les pase; eso es mentira; para tu hipotético hijo homosexual, lo es. Ellos ya saben que no estarás ahí el día que se besen en la calle con sus parejas y alguien los abuchee o les parta la cara.

 Piensa que los padres de otros niños pueden ser como tú y pueden estar diciendo lo mismo que tú y puede que sea tu hijo al que cerquen en el patio del colegio y le digan maricón con algunos apellidos muy feos. ¿Te acuerdas de lo que hemos hablado de la tolerancia y los suicidios? No sé, en serio, no te digo ya que cambies, te pido que te cortes un pelo.

¿Cómo es posible que te dé más pudor la palabra condón que la palabra maricón?

 Tus hijos te están mirando cuando ves el fútbol, cuando hablas de independentistas, de mujeres que fueron asaltadas estando solas en la calle. Tus hijos pueden recibir de ti piedras o plumas para sus alas. No hace falta que te adaptes al mundo en el que vives. No hace falta que dejes de comer carne roja ni que tires el plástico en el bidón del plástico. En serio, nadie te está pidiendo que te conviertas en algo que no eres, porque a ti también te fabricaron tus padres, con suerte, y seguramente no tienes la culpa completa de tus prejuicios. Pero sí se te puede pedir que te cortes un poco cuando hables en casa. Estoy seguro de que salvarías al hijo de cualquiera en cualquier circunstancia, porque cuando uno es padre, es padre de todos los niños. Pero te pido que pienses que estás jodiendo a ese niño desconocido con tus palabras, como si fuesen humo de droga que se transmite por las venas de tus hijos y los vuelve soberbios e insultantes con los demás. Son cosas de niños, sí, pero los niños saltan desde un balcón como cualquiera. O crecen con odio. Y luego te extrañas de dónde viene todo ese odio que ves en las calles. ¿No lo sabes ya? Viene del patio del colegio, siempre. Y de ti.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN