Sin Diazepam

El falso filósofo que pensó en comer callos antes de morir

Publicado: 02/03/2018 ·
17:47
· Actualizado: 02/03/2018 · 18:38
Autor

Younes Nachett

Younes Nachett es pobre de nacimiento y casi seguro también pobre a la hora de morir. Sin nacionalidad fija y sin firma oficial

Sin Diazepam

Adicto hasta al azafrán, palabrería sin anestesia, supero el 'mono' sin un mísero diazepam, aunque sueño con ansiolíticos

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Tengo defectos hasta bajo la lengua, pero hoy me gustaría destacar un par de ellos que me hacen especialmente feliz. Por un lado, me encanta pensar y seguir la estela de los grandes filósofos de la Historia, desde Anaxágoras hasta Belén Esteban, pasando por clásicos como Martin Heidegger y Leonardo Dantés. Y por otro lado, me encanta fastidiar, o al menos reírme al pensar en cómo hacerlo. De hecho, entre las travesuras pendientes está ponerme púo de callos con garbanzos horas antes de morir. Aunque no tenga fuerza y las saque desde la flaqueza más absoluta, me encantaría meterme entre pecho y espalda una enorme olla de callos grasientos.

Y os juro por la suciedad de mis uñas que me parto la caja torácica al imaginarme la cara que pondrá el pulcro forense cuando me abra en canal

Luego, escribiría una nota en la que pondría en sobre aviso a la policía, siempre de forma póstuma, de mis sospechas sobre un posible envenenamiento.

“Creo que he sido asesinado”, diría. “Por favor, quiero que me practiquen una autopsia o dos. Pido justicia, ¡Justicia!”.

Y os juro por la suciedad de mis uñas que me parto la caja torácica al imaginarme la cara que pondrá el pulcro forense cuando me abra en canal y explote cual olla a presión…Garbanzos por aquí y por allá. Olor espeso a comino en putrefacción y trozos de intestino de ternera colgando, cual estalactitas, del techo. Mi esencia jamás se olvidaría en las lúgubres dependencias médicas. Asco es poco, ya lo sé, pero lo siento, me hace gracia pensarlo.

Pensar y dar por saco. Dos defectos que me han costado ya cuatro divorcios, amén de no ser invitado desde los seis años a ninguna comida familiar. Me echaban la comida de Navidad con un estilo muy parecido al que usan en los zoológicos. Eso sí, no se confundan. Reconozco que me amo, pero entiendo que nadie sienta amor por mí.  Que conste que soy sincero, lo cual es otro defecto. Aunque a decir verdad, miento cuando me conviene.

Volviendo a la temática del artículo… desde que era un retaco me hacía grandes preguntas… ¿Por qué todo lo que veo tiene dueño? Porque soy pobre. ¿Por qué soy feo? Por la genética, o es que no has visto a tu padre ¿Existe dios? No y menos a mi imagen y semejanza. ¿Qué hay detrás de la puerta? Mucha gente. ¿Quién decidió llamar silla a las sillas? Alguien cansado y ansioso por tener dónde sentarse. ¿Cómo sabe un invidente que ha terminado de limpiarse el culo? Habla con Louis Braille. ¿Quién fue el primero en comerse una centolla? Un hambriento o un amante de las rimas. Mamá, ¿por qué hay niños que se mueren de hambre? ¿Porque dios no existe? Calla, termínate la leche migada con canela y da gracias ¿a dios? por tener un plato sobre la mesa. ¡Qué locura! Supe pronto que era muy complicado ser filósofo, sobre todo por miedo a acabar en la cola del paro. He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión, pero nunca un anuncio de ‘Se necesita filósofo’.

A pesar de ello, decidí seguir pensando, pero solo para molestar y fastidiar a los demás. Así que si usted es médico forense, recuerde mi nombre y jamás me practique una autopsia o dos… a no ser que sea un amante de los callos embuchados. De ser así, nos veremos el día después de mi último día.

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