Sevillaland

Sediciosos

Quizás no sepan está tontada, pero la presidenta de Madrid se ha quejado a Telemadrid por hacer humor en su programa de humor sobre la infanta Elena...

Publicado: 20/10/2019 ·
22:30
· Actualizado: 20/10/2019 · 22:30
Publicidad AiPublicidad Ai
Autor

Jorge Molina

Jorge Molina es periodista, escritor y guionista. Dirige el programa de radio sobre fútbol y cultura Pase de Página

Sevillaland

Una mirada a la fuerza sarcástica sobre lo que cualquier día ofrece Sevilla en las calles, es decir, en su alma

VISITAR BLOG

Quizás no sepan está tontada, pero la presidenta de Madrid se ha quejado a Telemadrid por hacer humor en su programa de humor sobre la infanta Elena. (Ya ven que en esta frase inicial lo único disparejo es la señora Infanta pues, en efecto, la pobre es dispareja para todo). A lo que iba: la señora presidenta incide con su relamida queja en algo que nos está comiendo: la memez.


También se puede llamar autocensura, cogérsela con papel de fumar o melindres. Y en todo caso es de temer desde que se creó el llamado delito de odio, ahora utilizado indiscriminadamente a poco que llames gordo o facha por twitter a alguien.


En paralelo incluyo a la sentencia absolutoria del coño insumiso, que nos deja, gracias a la asociación de abogados cristianos y vallisoletanos empeñada en que se dictase, algunos golpes de humor de primer nivel muy oxigenantes contra la memez. A mí me parece inolvidable cuando su señoría incide en algo obvio, pero hilarante en ese contexto togado: es imposible montar una procesión laica por el centro de Sevilla sin pasar por delante de varias iglesias. En efecto, en esto no hubo alevosía feminista.


Ahora damos un paso más que será aprovechado por doquier: el concepto de sedición. Que suena a hermandad de penitencia pues, no en vano, Jesucristo protagonizó una notable sedición contra el imperio opresor romano.
La sedición que ha dejado definida el Tribunal Supremo nos incumbe a todos, ya que amplía la resistencia a la autoridad de toda la vida al ámbito de cárcel segura. Y de toda la vida porque a ver qué trabajador de Astilleros no ha apedreado a la poli una y otra vez. O qué ecologista no se ha esposado a la verja de una institución. O qué colectivo no ha recurrido a lo que tantos líderes en el mundo y en la historia utilizaron para manifestar su inmediata y total oposición a lo que creían injusto e inexcusable de detener.


No hablo de Cataluña, que sólo mencionarla inflama las lenguas. Me estoy imaginando a cómo este arma tuneada por el Supremo pasará de selectiva a indiscriminada cuando su uso se extienda a todo poder –económico, religioso, político o deportivo- que crea sufrir una resistencia pasiva y organizada contra la autoridad que representa.


Yo, como tantos, me he manifestado ante la puerta de mi empresa por unos despidos sin dejar salir al equipo directivo durante unas horas. Y después fuimos a la delegación del Gobierno a lo propio. Esto se va a llenar de sediciosos en cuanto los tribunales bajo el Supremo le den al corta y pega de la jurisprudencia. 

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN