Sevillaland

Mentiras

Cualquier periódico de cualquier jornada sólo incluye dos verdades incuestionables: el precio y la fecha. A partir de este axioma, extensible a todos los medios

Publicado: 09/12/2018 ·
23:13
· Actualizado: 09/12/2018 · 23:13
Publicidad Ai Publicidad Ai
Autor

Jorge Molina

Jorge Molina es periodista, escritor y guionista. Dirige el programa de radio sobre fútbol y cultura Pase de Página

Sevillaland

Una mirada a la fuerza sarcástica sobre lo que cualquier día ofrece Sevilla en las calles, es decir, en su alma

VISITAR BLOG

Cualquier periódico de cualquier jornada sólo incluye dos verdades incuestionables: el precio y la fecha. A partir de este axioma, extensible a todos los medios de comunicación, se ha ido destilando la praxis política española, consolidando una forma de actuar que antes se llamaba “discurso político”, y ahora “el relato”. El nuevo eslabón de esta cadena se denomina postverdad, el “miente, que algo queda” de toda la vida. Eso que queda puede ser nada menos que el poder, así que “el relato” cultiva la mentira con fertilizante.

El sol hace brillar cada rincón de Andalucía en este largo fin de semana. Su reflejo impide ver con nitidez los carteles electorales todavía colgados en las farolas. No hay nada más melancólico que un palio de espaldas o un pasquín político una semana después del cierre de escotillas (urnas). Los que han perdido algo agachan la cabeza al verlos, y quienes ganaron se apresuran a despegarlos para que nadie recuerde lo prometido.

Tras la noche electoral amanece una nueva realidad en la que está permitida la post verdad como argumento para la gestión. Mi hija, Julia, me preguntó hace ocho días que cómo podía consultar los programas electorales. Iba a votar por primera vez y se sentía responsable de una alta decisión. Mi hija debería ser reconocida con algún galardón. No sólo ha votado tras reflexionar, sino que ha aguantado el tirón de quienes lo hicieron a golpe de tuit para, a la postre, alzarse con el timón de las decisiones.

Es verdad que las derrotas enseñan más que las victorias. Fíjense en el fútbol, los equipos ingleses aprendieron a partir de decenios de derrotas que el teatro y la trampa propios de los equipos latinos resultaba más rentable. Y así han vuelto a la escena con el paso firme de la treta. En política nadie con un mensaje complejo y honesto consigue hoy el objetivo.

El ceño fruncido de mi hija leyendo programas electorales en el comparador de un diario digital me anima a seguir pensando que, de alguna forma que desconozco, es posible a veces acumular energía ciudadana suficiente para ir a mejor, sin post verdades. La mentira, como en las pelis de Star Wars, tiene a mano ganar la batalla con su inmenso poderío tuitero hasta que de repente el héroe salta a la nave nodriza y provoca la hecatombe del imperio con algo tan sencillo como bloquear la salida de aguas fecales apretando un tornillo.

Sueño con que en el ceño fruncido de algún joven se encuentre la semilla de un nuevo orden que volatilice la mentira. La mentira nace del miedo. Y el miedo nos hace presos.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN