Sevilla

Contramano: Paradojas turísticas

El otoño económico en Sevilla ha empezado caliente, en plan veranillo del membrillo, con el turismo como protagonista y coincidiendo con el Día Mundial...

Publicado: 03/10/2021 ·
23:38
· Actualizado: 06/10/2021 · 19:24
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  • Turistas en el Alcázar. -
  • Espadas habla de cuidar el turismo “hasta la extenuación” mientras baja el empleo en los hoteles
  • ¿Cómo justificar una tasa al turismo mientras se le quitan al Alcázar 20 millones dejados por los turistas?

El otoño económico en Sevilla ha empezado caliente, en plan veranillo del membrillo, con el turismo como protagonista y coincidiendo con la celebración del Día Mundial del sector.

El alcalde a tiempo parcial, Juan Espadas, aprovechó la efeméride para presentar el primer Consejo Local de Turismo en la historia de la ciudad, ente en el que ha dado entrada a 40 entidades de todo tipo. Están las que siempre le arropan, y viceversa, por aquello de la proximidad al perol del Poder a ver si cae algo, y alguna habitualmente muy crítica a su gestión, como Ecologistas en Acción.

No sabemos si los verdes asumirán el rol de Pepito Grillo o el de floreros del sistema para que Espadas pueda presumir de que él es adalid de la participación ciudadana, aunque luego escucha sólo a quienes están en su onda.

El macro Consejo, que creo necesitó un salón del Alcázar para celebrar su sesión constituyente porque tantos no habrían cabido en un sitio más normal, debe reunirse al menos dos veces al año, y su Comisión Permanente, cuatro, pero Espadas suele ser bastante olvidadizo en materia de cumplimiento de estatutos y de calendarios. Será porque ya ha perdido la cuenta de las Mesas, Comisiones y demás que ha creado en plan napoleónico, conforme al aserto del Gran Corso: “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión”.

A los antecedentes me remito: lleva más de cuatro años sin convocar la Comisión de Seguimiento del PGOU, la Mesa de la Movilidad y la Comisión para la recuperación del puente de hierro, oficialmente de Alfonso XIII, haya acordado lo que haya acordado el Pleno municipal, incluso con los votos favorables de él mismo y de su grupo político.

Por esos olvidos de un alcalde ya tan multimedia como su delegado Muñoz, la plataforma ciudadana en pro de la recuperación del puente, cuyo entusiasmo al respecto no desfallece, se ha visto obligada estos días a hacer una nueva ronda de contactos, esta vez con los grupos de la oposición, a ver si logran que se cumpla el acuerdo plenario de reponer la estructura del 29 como pasarela entre la Fábrica de Tabacos y el Paseo de las Delicias en vez de la de diseño encargada a golpe de talonario a un francés, por bueno que sea, por los compradores del complejo de Altadis.

Contestatarios

Y mientras, Espadas se negaba en redondo a que el turismo, calificado como el motor económico de Sevilla, sea considerado un problema. Todo lo contrario. En su opinión (aquí compartida, sin que sirva de precedente), es o ha de ser escaparate de la ciudad para captar inversiones en y para otros sectores, por lo que expresó que hay que cuidarlo “hasta la extenuación”.

No opinan lo mismo los más de 30 colectivos ciudadanos (entre ellos, paradójicamente, alguno que también forma parte del recién nacido Consejo Local de Turismo; ya se sabe, una vela a Dios y otra al diablo) que se manifestaban por las calles en contra del modelo imperante en este sector en la capital de Andalucía, donde la noticia más frecuente es el anuncio o la apertura de un nuevo hotel en cualquier edificio reconvertible, especialmente del Centro.

Los colectivos críticos denuncian que tal proliferación de establecimientos, que denota el auge de este negocio, no se traduce en generación de riqueza y empleo en una urbe con 68.687 parados (datos de agosto, a la espera de los de septiembre), porque en las condiciones laborales reinan la precariedad, la temporalidad y la externalización (contratación de terceras empresas para que realicen a bajo precio labores que corresponderían a la plantilla habitual).

Además, afirman que la transformación de inmuebles en hoteles y en viviendas/apartamentos turísticos expulsa a población del Centro (aserto no confirmado por el padrón) y/o presiona al alza los alquileres, con un similar efecto.

Estadísticas

Los números, que aunque parecen mudos en realidad hablan si se les quiere entender, les dan la razón, al menos en parte. Los datos del Instituto Nacional de Estadística para los meses de este verano demuestran que aunque todavía no se han recuperado dos tercios de los turistas extranjeros que solían alojarse en los establecimientos sevillanos, tanto en julio como en agosto el número de viajeros y de pernoctaciones de origen nacional superó al que se registró en el mismo periodo anterior (2019) a la aparición de la pesadilla del coronavirus.

Sin embargo, pese a las buenas expectativas, confirmadas por la realidad, no se abrió en agosto ningún hotel más de los operativos en julio, el personal disminuyó en un 1,79% y los trabajadores tuvieron que atender a más turistas y más pernoctaciones per cápita.

Es obvio que un empleado hotelero no puede atender mejor a 84 clientes (la media diaria de agosto) que a 71 (la media de julio), ya que su carga de trabajo aumentó. A más viajeros y más pernoctaciones no sólo no creció el empleo en el sector turístico, sino que menguó.

Y luego viene Espadas diciendo que hay que cuidar el turismo “hasta la extenuación” (será la extenuación de las plantillas, ya que no de los políticos), y el presidente de la patronal, Miguel Rus, lanzando el mensaje de que Sevilla debe apostar por el turismo de calidad. ¿Con estas condiciones laborales?

La tasa

Esta vez no ha sido el alcalde a tiempo parcial, Espadas, ni el que aparece en ciertos medios afines como el alcalde “in pectore” y todavía delegado multimedia (de Turismo y un largo etcétera), Antonio Muñoz, los que han vuelto a la carga con el guadianesco debate sobre la tasa turística, denostada por el sector y por el homólogo (también por la cantidad de cargos que desempeña) de Muñoz en la Junta de Andalucía, el vicepresidente Juan Marín, negacionistas por sistema de cobrar un impuesto a los turistas que nos visiten.

Esta vez ha sido Susana Serrano, la portavoz municipal de la (no se sabe bien qué facción) confluencia Podemos e IU en Adelante Sevilla, la que ha cogido el relevo y tomado esa bandera.

Sostiene que, una vez recuperadas las cifras de visitas turísticas a la ciudad, es momento de replantear el debate en torno a la creación de una tasa o impuesto al turismo, tal como han hecho ya algunos de los principales destinos vacacionales de España y Europa.

Según Serrano, la implantación de un canon mínimo de un euro por visitante y noche de pernoctación permitirá generar ingresos que pueden ser destinados al mantenimiento y limpieza de espacios públicos y patrimonio. “Se trata -ha añadido- de una medida prácticamente simbólica para aquellos que nos visitan”, pero que, sin embargo, “supondrá un impulso financiero de gran valor para impedir el deterioro de nuestra ciudad”.

Otras fuentes

Susana parte de una premisa falsa, ya que no se ha recuperado la cifra de visitantes, al menos la más importante y la que genera el negocio: la de viajeros que se alojan en hoteles. Sólo se ha recuperado, y superado, el turismo nacional, pero debido al persistente hundimiento del internacional, globalmente aún nos falta el 33,45% de los viajeros que teníamos antes y el 36,21% de las pernoctaciones.

No se trata tanto del huevo (el euro por pernoctación) como del fuero: proyectar una imagen de exprimir la gallina de los huevos de oro aún en plena crisis (post) pandémica, como acaba de hacer Cataluña/Barcelona (dos recargos aplicados ya este año) en vez de aparecer como una ciudad amigable para el turista. Eso también es una estrategia diferenciadora frente a los que han impuesto la tasa, la imagen de marca de que Sevilla no cobra a los turistas sino que los acoge con los brazos abiertos.

Con esa tasa del euro/pernoctación se recaudarían 5.886.862 euros conforme a las cifras de la vieja normalidad (año 2019), pero ¿cómo se puede justificar cobrarle 6 millones al sector, que haría de recaudador municipal, cuando el Ayuntamiento le ha quitado 20 de los millones que deja el turismo al Alcázar y lleva 30 años sin cobrar a las empresas locales de autobuses turísticos, mientras alguna de ellas estaba dispuesta a pagar millones para hacerse con el servicio en Madrid?

Antes que imponer una tasa al turismo, el gobierno de Espadas debería empezar por devolverle el dinero que le ha quitado a través del Alcázar, o/y cobrar el canon a aquellos a los que permite hacer su gran negocio turístico sin que dejen un solo euro en las arcas municipales para beneficio de la ciudad.

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