No nos cansaremos de puntualizar que absolutamente nada puede paliar la ausencia de las cofradías en las calles de Sevilla, pero al menos para los cofrades reconforta el encuentro con sus devociones en el día señalado de cada cofradía. Sentimiento que volvió a reinar en un Lunes Santo en el que los barrios de la capital andaluza tomaron el testigo tras un Domingo de Ramos en el que se colgó el “no hay billetes” en las calles del Centro.
En esta ocasión, barrios con solera como el Tiro de Línea, San Pablo o el Barrio León levantaron el telón de esta nublada jornada en lo climatológico, aunque muy calurosa en lo que respecta al sentimiento vivido entre tantas casas de vecinos que se adecentaron con las mejores galas para recibir un día de barrios.
Era la Hermandad de San Pablo la primera que debía procesionar este Lunes Santo y así lo emulaba en el interior de su templo parroquial. Allí se encontraba el paso de misterio totalmente montado, pero la veneración programa para esta atípica jornada enfocaba al presbiterio, donde Jesús Cautivo y Rescatado y la Virgen del Rosario presidían un altar efímero por el que pasaron los vecinos de San Pablo durante toda la jornada.
En el Tiro de Línea olía a Lunes Santo. Las casas expulsaban esos aromas de incienso, flores y torrijas que recordaba a aquella Semana Santa de 2019. Pero en la iglesia los pasos procesionales no estaban. Sí un bello altar en el que el Cautivo y la Virgen de las Mercedes de Santa Genoveva se acercaban más que nunca a sus vecinos y devotos para calmar las penas en un nuevo Lunes Santo tan diferente.
Similar a lo ocurrido en Triana, más concretamente en la collación del Barrio León. Allí el azahar aromatizaba una Plaza de San Gonzalo abarrotada de hermanos, que durante todo el día protagonizaron largas colas para entrar al templo y venerar a su Señor del Soberano Poder y a su Virgen de la Salud. Por cierto, advocación mariana ante la cual la Delegación de Salud en Sevilla rindió visita y una ofrenda floral para pedir por la tan necesaria salud en tiempos de pandemia.
Una de las imágenes de la jornada -y de los momentos- la encontramos este Lunes Santo en la Iglesia de San Ildefonso. Allí, de manera extraordinaria, se encontraba la Hermandad de la Redención con un esplendoroso altar presidido por la Virgen del Rocío y el Señor de la Redención en el Beso de Judas. Precisamente, ante ambas imágenes devocionales, la cofradía tuvo a bien hacer el acto de entrega de su tradicional ‘Olivo de Plata’ que en su décima edición recaía en el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, al que se le vio sensiblemente emocionado por este galardón con el que los cofrades de la Redención quisieron poner en valor todo el trabajo desarrollado durante esta más de una década como pastor de la Iglesia de Sevilla.
En la calle Dos de Mayo brilló con luz propia la belleza de la Virgen de Guadalupe, así como el Monte Calvario representado con el Cristo de las Aguas y la Virgen del Mayor Dolor. Mientras que en San Andrés, la majestuosidad del misterio de San Marta presidía el altar mayor para el gozo de todos los sevillanos que pudieron contemplarlo.
Y en el vulgo de San Vicente, tres cofradías de ‘negro’ mostraron la riqueza patrimonial de sus venerados titulares. La Vera Cruz con una composición de reminiscencias pasadas. Las Penas de San Vicente, con la elegancia que acostumbran. Y en la capilla del Museo, los esplendores de una noche de regreso en el silencio del Cristo de la Expiración o la sonoridad de la Virgen de las Aguas.
Así transcurrió un Lunes Santo diferente, con menos público en las calles que el día anterior, aunque lleno de fervor en unos templos que volvieron a cumplir escrupulosamente con las medidas sanitarias frente al Covid-19.
El arzobispo se despide
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, participó este Lunes Santo en las visitas a las hermandades que organiza el Consejo de Cofradías cada jornada. A pesar de su achaques de salud, Asenjo quiso estar al lado de nueve cofradías que, debido a las restricciones, no pudieron procesionar por las calles de la ciudad. Una visita que aprovechó el arzobispo para trasladar un mensaje de despedida.
Coincidiendo con su jubilación, Asenjo invitó a los cofrades de esta jornada a rezar por él y, sobre todo, por su próximo sustituto -el cual aún debe anunciarlo la Santa Sede-. Además, el pastor de la Iglesia de Sevilla quiso agradecer de manera personal la labor social que realizan las hermandades durante todo el año para atender a los sevillanos más desfavorecidos durante esta pandemia.
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