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'Historias del gran mundo': Qué grande es el western

Paul Greengrass se suma al revisionismo del cine del oeste con una excelente y emotiva película y unos inovidables Tom Hanks y Helena Zengel

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El lejano y salvaje oeste. Lugares comunes. Sí y no. Así lo ha entendido el británico Paul Greengrass a la hora de sumarse al revisionismo de un género en el que el escenario vuelve a cobrar significado propio en el marco de una historia y unos personajes singulares y auténticos, por mucho que el decorado y la memoria selectiva perciba el reflejo de esos mismos horizontes y otras historias sublimes de las que puede parecer deudora esta excelente y emotiva película, Historias del gran mundo, que adapta una reciente novela de la veterana Paulette Jiles (News of the world), y que cuenta asimismo con unos inolvidables Tom Hanks y Helena Zengel como pareja protagonista.

Hanks encarna a un viejo impresor que, tras la guerra de secesión, recorre el oeste, de pueblo en pueblo, leyendo a sus vecinos las noticias más destacadas de los rotativos de diferentes regiones, para que estén al día del avance de las obras del ferrocarril o de algún llamativo suceso. En su camino se encuentra con una niña de origen alemán que fue secuestrada por los indios y abandonada tras un asalto a su tribu, y a la que se verá obligado a acompañar hasta el sur para dejarla al cuidado de unos familiares. Puede que les suene el argumento, e incluso que se atrevan a adivinar el final, pero ese largo, lento y complicado recorrido que les queda por delante le sirve a  Greengrass para abordar numerosos matices de la propia historia de los Estados Unidos, desde el sometimiento entre iguales, hasta el racismo, pasando por la decepción, la violencia y una falta de humanidad frente a la que se rebela un tipo tranquilo y derrotado al que aún le queda fuerza de voluntad para enfrentarse a las injusticias y asumir la misión de defender y proteger a una niña.

Y el brillante realizador de United 93 o Domingo sangriento, y de las mejores entregas de la vibrante y explosiva saga de Jason Bourne, muestra oficio como narrador meticuloso, atento siempre a la creciente química de sus dos protagonistas, para hacer que todo eso cobre sentido a partir de la mirada, los gestos y la entonación de un soberbio Tom Hanks, pero también a partir del ritmo y emociones de una historia a la que solo cabe achacarle su condición episódica, mientras volvemos a sentir la magia de un género dado por muerto hace medio siglo sin tener en cuenta que su grandeza sigue vigente, desde entonces, gracias al riesgo y el acierto de un buen puñado de realizadores, con Clint Eastwood a la cabeza.

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