Ayer asistí a la entrega de los premios Entremesas de Andalucía, que se otorgan por la atención en sala por primera vez. He tenido el honor de ser jurado en esos premios junto a dos grandes gastrónomos como Enrique Pérez y Carlos Mateos, presidente y maestro.
Es necesario reconocer la labor de los grandes profesionales de la sala en los restaurantes y bares. Los últimos tiempos han sido de enaltecimiento y estrellato de los chefs sin que importara demasiado la atención en sala. Todo lo eclipsaba la cocina y eso no debe seguir siendo así. Es tan importante la comida como la atención y el trato. Como decía ayer un conocido profesional, ser camarero no debe ser una profesión residual cuando no se tiene otra, sino un camino profesionalizado que aporte un enorme valor añadido a esos lugares donde sentirnos a gusto.
Pero ahora lo importante es salvar la hostelería, que es un sector económico fundamental y además vertebrador de la vida de este país. Sus negocios están cerrados o machacados en pro -se dice, aunque no está ni mucho menos probado sino más bien al contrario- del beneficio de todos y, por ello, lo justo es ayudarlos en esa misma medida y contribuir entre todos a que salven esta situación.
Mi personal opinión es que en el juego de los poderes políticos están engañando a todos los pequeños empresarios. Nadie dice que acaban de pagar un plazo a cuenta del Impuesto de sociedades sobre las ganancias del 2019 cuando ese pago está previsto para tiempos en que todo sigue el mismo ritmo y se adelanta así la liquidez del Estado. Pero cuando se sabe que el año es completamente diferente, pagar sobre un año de beneficios para que en su caso se le devuelva en diciembre del 2021 es asfixiar a quien no tiene ese dinero y no lo pudo prever. Además de llevar a la miseria es contrario a todo principio de justicia y distribución de la riqueza. Es simplemente inmoral.
A ello se añaden los aplazamientos acordados en marzo que se vienen cobrando sin conmiseración alguna cuando, encima, se siguen imponiendo medidas que limitan la actividad económica. Tengo la impresión de que todo eso es una de las razones por las que el Gobierno cede competencias a las autonomías. Nadie se plantea que han de remodelar esos impuestos porque el foco está en otro lado. Pero la ruina para muchos es absoluta mientras siguen asumiendo un desmesurado gasto público. Sólo cabe clamar porque nos ayuden y, en este caso, pedir porque en especial atiendan a la hostelería tomando medidas eficaces que le permitan superar esta situación.
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