Contramano: Sin el Equipo Quirúrgico

Publicado: 19/07/2020
El Pacto por Sevilla tras el coronavirus prevé un Plan Local de Seguridad Sanitaria
Tras la crisis provocada por el coronavirus, todos los grupos políticos municipales con excepción de Vox -no ha quedado claro si se descolgó por propia iniciativa o los demás lo  dejaron descolgado adrede- han firmado un Pacto por Sevilla que supondrá la inversión de 22 millones de euros para ayudar a la reactivación económica y social de la ciudad.


El primer punto del acuerdo, el más extenso de los veinte incluidos en el mismo, se refiere a la puesta en marcha, en coordinación con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y con la sanidad privada, de un Plan Local de Seguridad Sanitaria con el objetivo de contener y mitigar un posible rebrote de la pandemia. Es este plan se prevén medidas como vigilancia epidemiológica, detección de casos, adquisición de medios de protección para abastecimiento de la población, atención especial a las residencias de mayores y actuaciones destinadas al refuerzo de la seguridad sanitaria de los empleados municipales.


Ahora que los grupos políticos del Consistorio se percatan de la necesidad de disponer de un Plan Local de Seguridad Sanitaria y de reforzar la atención a los empleados municipales (sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena) es momento oportuno de recordarles, y de que recordemos todos, que Sevilla ya disponía de un medio propio sanitario. Este habría sido de inestimable ayuda durante la fase aguda del Covid 19, cuando hasta hubo que medicalizar hoteles para descongestionar los grandes hospitales: el conocido como Equipo Quirúrgico, que se alzaba desde el año 1926 en el Prado de San Sebastián, hasta que llegó un alcalde que decía ser sólo un médico, Monteseirín, para liquidarlo y dejar en su lugar un solar donde sólo crece la hierba, al igual que ocurría tras el paso del caballo de Atila.


SITUACIÓN ESTRATÉGICA

Popularmente llamado Equipo Quirúrgico, su denominación oficial parecía pensada para afrontar situaciones como la que desgraciadamente hemos sufrido con el coronavirus: Centro de Urgencias y Emergencias. Por su situación estratégica en el borde del Casco Antiguo, su facilidad de acceso desde cualquier punto de la ciudad y su funcionamiento durante las veinticuatro horas del día, el Equipo Quirúrgico atendía una media de 48.000 personas al año, con un índice de satisfacción de sus pacientes del 98%.


Casi 50.000 personas atendidas eran otras tantas de las que se descongestionaba a las saturadas Urgencias de grandes hospitales como la ciudad sanitaria Virgen del Rocío y el hospital universitario Virgen Macarena y a los centros de atención primaria.


El Equipo Quirúrgico municipal llevaba tres cuartos de siglo funcionando prácticamente a plena satisfacción de los sevillanos hasta que en 1999 llegó el socialista Monteseirín a la Alcaldía. Y el alcalde, que por ser médico de profesión y proclamar que su modelo de ciudad eran las personas, más debía cuidar y potenciar ese Centro de Urgencias y Emergencias de Sevilla, histórico último vestigio de las antiguas Casas de Socorro municipales, se empecinó en darle la puntilla con tal de ahorrarse el coste de su mantenimiento. Otra paradoja en el alcalde al que no le tembló su olvidado, si es que alguna vez lo utilizó, fonendoscopio a la hora de gastarse años después al menos 120 millones de euros en las faraónicas e inútiles Setas de la Encarnación.


LA PLANTILLA, EN CONTRA


La liquidación del equipo Quirúrgico por Monteseirín se perpetró como se perpetran este tipo de operaciones: prometiendo y/o anunciando justo lo contrario de lo que se iba a hacer. Y así se dijo que con el objetivo de potenciarlo todavía más se procedería a su traspaso a la Junta de Andalucía. El 30 de junio de 2005, tan sólo seis años después de su acceso a la Alcaldía, Monteseirín firmó un convenio con la entonces consejera de Salud del Gobierno andaluz y actual ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno de España: la también médica María Jesús Montero.


En ese convenio se hacía referencia a la construcción de nuevos centros sanitarios (¿?) en nuestra ciudad y se acordaba la cesión a la Junta de Andalucía del Equipo Quirúrgico para -se dijo- desarrollar un centro sanitario polivalente dotado con consultas de especialidades, área de diagnóstico, área quirúrgica y punto de urgencias. El convenio contó con la firme oposición de los profesionales del centro sanitario municipal, a los cuales, para engatusarlos, se les prometió que podrían integrarse en la plantilla del Servicio Andaluz de Salud (SAS).


El 20 de enero de 2006, durante una Junta de Gobierno municipal, Monteseirín alardeó de las supuestas bondades del convenio firmado con la Junta de Andalucía para deshacerse (en lenguaje políticamente correcto se denominaba “cesión”) del Equipo Quirúrgico, ya que según el alcalde-médico Sevilla no sólo iba a tener un centro sanitario (atención al adjetivo, que da mucho juego) “polivalente”, sino que también se iba a producir una mejoría en la cartera de servicios existente hasta entonces, tanto en atención primaria como en atención especializada.


ALTA RESOLUCIÓN


Un año después de la firma del acuerdo de traspaso a la Junta de Andalucía, la consejera María Jesús Montero, con el vehemente verbo que la caracteriza, anunció en rueda de prensa el denominado “programa funcional” del que iba a ser la metamorfosis del Equipo Quirúrgico, el Centro de Alta Resolución Jardines de Murillo. Hay que prestar atención a cómo los políticos se adornan con el lenguaje para para presentar una aparente nueva realidad, ahora que tanto se habla de la nueva normalidad a raíz del coronavirus: centro polivalente, alta resolución….


Según la entonces consejera, con el Equipo Quirúrgico ya en manos de la Junta de Andalucía los sevillanos iban a disfrutar de consultas de atención primaria, médicos de familia, pediatras y especialistas en dermatología, oftalmología, urología, traumatología, anestesia, cirugía general y un largo etcétera. El cuento de la lechera en versión sanitaria.


Sin embargo, tal sólo veinte días después de aquel anuncio se acentuó la fatalidad que afectaba al centro sanitario desde que Monteseirín le echó el ojo. El 10 de agosto del año 2006, una sobrecarga en un cable de un ordenador provocó un incendio en la cuarta planta del edificio del Prado de San Sebastián.


PUNTO Y FINAL


El Gobierno andaluz decretó el cierre completo del inmueble alegando razones de seguridad y lo dejó abandonado a su suerte y deteriorándose por efecto de las inclemencias meteorológicas y del vandalismo, en un claro precedente de lo que haría también con el Hospital Militar. Tras dos años en esa situación, el grado de deterioro era tal que a juicio de la Junta justificaba la demolición por los daños estructurales que ya presentaba. El proyecto de derribo costó 240.000 euros. Fue la única inversión que en puridad realizó el Gobierno presidido por Manuel Chaves en el Equipo Quirúrgico, un gasto para reducirlo a polvo.


El mismo día que la maquinaria pesada echaba abajo el inmueble, todavía María Jesús Montero seguía dando pábulo a la historia de su sustitución por un Centro de Alta Resolución dotado con todo tipo de especialidades y con una plantilla de un centenar de profesionales. Su servicio de atención primaria acogería a unos 12.000 vecinos de los barrios colindantes (San Bernardo, La Florida, Santa Cruz, Judería, Puerta de la Carne, Huerta de la Salud…). Y hasta dio una fecha para el inicio de su construcción: “previsiblemente, enero de 2009”.


Han pasado más de once años desde entonces y del Centro de Urgencias y Emergencias de Sevilla, popularmente conocido como Equipo Quirúrgico y que tan útil podría haber sido durante la pandemia del coronavirus, no ha quedado nada: ni su supuesto heredero, el pomposamente llamado Centro de Alta Resolución Jardines de Murillo, ni médicos, ni consultas, ni pacientes a los que atender. Sólo queda un solar, un solar  a modo de metáfora de cómo dejó Monteseirín el Ayuntamiento, plagado de deudas y de escándalos, tras sus doce años en la Alcaldía.

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