Ana Hidalgo -Anne Hidalgo- ha revalidado con mayoría absoluta su mandato de seis años en la alcaldía de París. Es una excelente noticia para su familia, para sus amigos, para los parisinos, para la izquierda y para las fuerzas de progreso internacionales. También lo es para los andaluces y gaditanos. El poder central francés siempre ha sentido miedo a París, desde la Revolución Francesa pasando por la Comuna de París. Tanto que se suprimió su alcaldía para ser gobernado directamente por el gobierno. El cargo de alcalde llevaba abolido más de un siglo cuando en 1977 salió elegido Jacques Chirac como alcalde, de donde saltó a la presidencia de la República. El imponente Hôtel de Ville - su ayuntamiento- era la pieza más cotizada para las presentes elecciones. Su disputa ha sido larga y dura y entre la primera y la segunda vuelta han mediado tres meses, algo insólito.
Cuando se produjo el hundimiento del Partido Socialista Francés, el heredero de la histórica Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), de los mandatos presidenciales de François Mitterrand y François Hollande y del presidente más destacado de la Comisión Europea Jacques Delors, primeros ministros tan brillantes como Michel Rocard, Lionel Jospin y otros, de las alcaldías más destacadas de Francia, quedó Ana como faro del socialismo francés. Pero su triunfo es mucho más plural. Ella encabeza un proyecto con componentes ecologistas, feministas, socialistas, comunistas, radicales de izquierda y otras fuerzas dispuestas a presentar un París tan renovado como eterno.
Su empatía personal, su capacidad de resistencia, su inteligencia política, su proyecto abierto a las nuevas sensibilidades ecológicas, sociales, de pluralismo real, no fingido ni de escaparate, han podido sobre las fuerzas que denodadamente han tratado de primero de quebrarla, después de vencerla. No eran obstáculos menores. París se había convertido en objetivo perseguido obsesivamente por el nuevo presidente de la República, Emmanuelle Macron, y ello comportó campañas de acoso tanto de búsqueda de affaires como de prensa. Nada de ello pudo con la hija de Antonio Hidalgo y María Aleu que podrá gestionar los Juegos Olímpicos de 2024, conseguidas por ella para París. Esta isleña no ha perdido ni su sabor andaluz ni su raíz española, ni su alma de izquierdas ni su insobornable honradez ni su arte para tratar a todos con igualdad.
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