El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado una condena a cuatro de prisión a un varón vecino de Sevilla, acusado de abusar sexualmente de una joven con un grado reconocido de discapacidad del 65 por ciento amiga de su hijo y además en la cama del dormitorio de este último.
En su sentencia, fechada el pasado 3 de junio y recogida por Europa Press, el Alto tribunal andaluz aborda un recurso de apelación interpuesto por un vecino de Sevilla de 57 años de edad, contra una sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla que le condena a cuatro años de cárcel y una indemnización de 4.000 euros por abusos sexuales a una amiga de su hijo con un grado reconocido de discapacidad del 65 por ciento.
Según la sentencia condenatoria de la Audiencia, el grado de discapacidad de la víctima de los hechos, de casi 30 años a día de hoy, la convierte en una persona "crédula e infantil, con un conocimiento y maduración sexual pobres, asimilables a una menor de edad, presentando escasez de recursos y habilidades de afrontamiento, además de una falta de conciencia de peligro que, unido a su intensa curiosidad por temas sexuales, la coloca en situación de sugestionabilidad y debilidad.
La víctima, según la sentencia, "visitaba con frecuencia" el domicilio de un amigo, contexto en el que "trató en numerosas ocasiones" con el padre del joven y declarado autor de los hechos, quien habría detectado que ella "sufría algún tipo de discapacidad psíquica", extremo que la joven incluso habría manifestado a este hombre.
El 18 de septiembre de 2016, de cualquier manera y según la sentencia condenatoria, la víctima acudió al domicilio de su amigo, si bien en el mismo sólo estaba el padre de éste, situación ante la cual la joven le pidió que le mostrase la habitación de su hijo porque "tenía una especial fijación por visitar las habitaciones en las que vivían amigos y conocidos".
"CONSCIENTE DE LAS LIMITACIONES" DE LA JOVEN
Ya en la habitación, el acusado, "con el solo propósito de satisfacer su deseo sexual y consciente de que las limitaciones psíquicas" de la víctima, "comenzó a tocarle las piernas aproximándose a la zona genital, lo que hizo que ella, dentro de su dificultad para interpretar y valorar lo que estaba ocurriendo, le preguntara si le atraía".
Ante ello, y siempre según el relato de la sentencia de la Audiencia, el acusado comenzó a besarla en la boca repetidas veces pese al "rechazo" inicial de ella, tumbándola en la cama, desnudándola, tocándole y chupándole los genitales, hasta finalmente penetrarla.
Frente a esta condena por abusos sexuales, el acusado interpuso un recurso de apelación al TSJA, alegando que la joven "dispone de capacidad de decisión y consintió libremente la relación sexual" y que, además, él "ignoraba que presentase incapacidad o minusvalía alguna".
Pero el TSJA ha desestimado su recurso de apelación y ha confirmado la condena, razonando que "aunque ella hubiera consentido la relación, ese asentimiento carecería de validez legitimadora de la actuación del acusado al padecer aquélla un déficit intelectivo que le vedaba obrar con libertad y con la necesaria capacidad de autodeterminarse en ese contacto sexual buscado e iniciado" por el acusado.
EL TSJA COINCIDE EN QUE ÉL "ERA CONSCIENTE"
Además, esgrime que "los datos objetivos constatados llevan a inferir" que el acusado "era consciente de que ella padecía una discapacidad psíquica que la hacía fácilmente manipulable y dirigible hacia los designios de contacto sexual que aquél decidió materializar o, como mínimo, percibía la probabilidad de que presentara una merma de capacidad de esa índole".
"La joven llevaba años frecuentando el domicilio familiar debido a su amistad con un hijo de éste, teniendo así el acusado reiterada oportunidad de advertir las limitaciones que exteriorizaba", abunda el TSJA, agregando que incluso "la esposa del acusado, al declarar como testigo, relató que había comentado con su marido que la víctima parecía tener mermada su capacidad mental".
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