Sevilla

Un día que sienta cátedra en la Universidad

La Hispalense acoge las primeras cátedras semipresenciales por el Covid. Enrique Fernández Nieto cuenta cómo fue hacer el examen sin público en la sala

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  • Cátedra semipresencial en la Universidad de Sevilla. -

Enrique no olvidará el 3 de junio de 2020. No sólo porque fue el día que defendió su cátedra de Matemática Aplicada, sino porque fue de los primeros en hacerlo con tan sólo tres personas del tribunal en una sala. Enrique Fernández Nieto es desde ayer catedrático de la Universidad de Sevilla después de pasar el examen para el que ha estado meses, años, esperando y preparándose. Para un momento tan importante, el opositor suele estar arropado en la sala por decenas de personas.

El estado de alarma por el coronavirus y las medidas de seguridad impuestas por las autoridades sanitarias lo hacen ahora imposible. Pero Enrique no estuvo sólo. Nada menos que 80 personas estuvieron conectadas durante las más de tres horas que duró el examen. Compañeros de departamento, del grupo de investigación, amigos, familia...

Ha sido creo que más emotivo todavía”, reconoce el flamante catedrático.   El sistema de la Universidad impedía a los asistentes virtuales al acto poder intervenir durante la exposición y tampoco se les podía ver a todos en cámara. Cuando el tribunal se retiró a deliberar (de manera telemática, ya que tres miembros estaban presencialmente en la sala pero otros dos, no), entonces fue el momento de los encuentros, de las charlas, de las felicitaciones... “Si no hubiera sido de manera telemática, no habría podido asistir la primera persona a la que dirigí una tesis y que ahora está dando clases en la Coruña. Ha sido una experiencia interesante”, reconoce.

En la sala B2.30 de Informática, en el campus de Reina Mercedes, los asistentes tuvieron que entrar con mascarillas, que se quitaron una vez se situaron en sus asientos, ya que la Universidad dispuso hasta cuatro metros de distancia entre uno y otros. “Había geles preparados y la sala había sido limpiada”, recuerda ahora Enrique, que nunca imaginó que obtendría su cátedra en medio de una pandemia, con un país en estado de alarma y con las universidades cerradas a cal y canto. “El tribunal no ha tenido problemas de conexión”, relata después de haberse tomado una cerveza con sus compañeros “con las medidas de distanciamiento”. “Ya lo celebraremos más adelante”. La celebración que no esperó fue la que mandan los cánones: con la familia. Con sus tres hijos, su mujer Carmen y sus padres, José Manuel y Amalia, Enrique salió ayer a cenar para poner el punto y final a un día histórico que sienta cátedra, porque pocos catedráticos podrán contar dentro de unos años que obtuvieron la plaza en un examen de estas características. Enrique también guardará especialmente las palabras que le dedicó su mujer: “Esto es un legado para tus hijos y un premio para tus padres”.

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