Absit Invidia

El vellocino de oro de nuestra era

El antídoto debe ser un bien público mundial, de libre acceso, y para todas las naciones

Publicado: 22/05/2020 ·
21:07
· Actualizado: 22/05/2020 · 21:07
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Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Si Jasón y los argonautas vivieran hoy, el vellocino de oro, el objetivo de su mitológico viaje, no estaría allende de los mares. No tendrían que arriesgar sus vidas, ni mucho menos matar al rey de los doliones o enfrentarse a las harpías. No habría Medea ni siquiera embarcaciones.

El vellocino de oro de nuestros días está en los laboratorios, y los argonautas van equipados con batas blancas. La búsqueda del antídoto contra el sars-cov-2 es el reto más importante que afronta la humanidad, y trata de hacerlo en tiempo récord. Las naciones compiten para ver quién consigue antes (China es favorita) el que, también, podría ser el negocio del siglo más allá de la solución de la pandemia.

La ambición, ese coronavirus que convive con la humanidad desde el inicio de la existencia y contra el que no hay vacuna posible, ya está apuntando maneras, y eso que todavía el antídoto parece lejano. Una multinacional farmacéutica francesa, de nombre Sanofi, indignó a sus compatriotas cuando hace unos días uno de sus directivos dio a entender que Estados Unidos tendría un acceso preferencial a la vacuna al haber invertido más recursos. El primer ministro galo Macron se encargó de que la farmacéutica matizara públicamente esas palabras.

Laboratorio de investigación.

Que alguien busque plusvalías en este descubrimiento es tan indigno y ruin como real. Ya ha pasado con los equipos de protección individual. Hay quien ha visto en esta crisis sanitaria no solo la oportunidad de hacer negocio sino, incluso, de estafar a países, comunidades autónomas, instituciones, empresas, particulares y hasta El Piyayo. No puede caber duda: el antídoto debe ser un bien público mundial, de libre acceso, y al unísono, para todas las naciones. Ésta es la teoría, pero, ya sabemos que con Trump por medio, la práctica puede ser otra bien distinta. De  hecho, Washington encargó el jueves 300 millones de dosis de una posible vacuna que está siendo desarrollada por la multinacional AstraZeneca y la Universidad de Oxford, que podría estar disponible para octubre.

Será la lucha entre los dictados de la Ley del Mercado y las propuestas de la Organización Mundial de la Salud, y como nos demuestra la historia, los países más poderosos serán los beneficiados.

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