El próximo miércoles 25, cinco días antes de que venza el período de confinamiento, se celebra el Pleno extraordinario en el Congreso que, muy previsiblemente, aprobará la prórroga del estado de alarma en el que estamos inmersos, lo que nos llevaría hasta el 14 de abril en cuarentena.El artículo 116 de la Constitución otorga al Gobierno la posibilidad de ampliar con sucesivas prórrogas el estado de alarma a fin de conseguir el objetivo por el que se declaró. El miércoles será el momento de escuchar a los representantes de la soberanía popular y medir hasta qué punto les embarga la responsabilidad y la gravedad del momento o ven el pleno como una oportunidad para hacer un Torra y reprochar ante la audiencia nacional e internacional la lista de agravios que cada partido tiene en su despacho de Plaza de las Cortes.
Durante estos días de encierro muchos españoles están poniendo en peligro su vida para salvar a otros españoles: enfermeras, médicos, auxiliares, conductores, guardias civiles, policías, cajeras, transportistas y tantos otros que esperan que nuestros representantes estén al nivel de la gravedad y al nivel del país que representan. En estos momentos de amenaza, asimilables a los que se viven en una guerra, uno espera tener a los mejores al frente del barco, pero no los elegimos para navegar en las peores tempestades imaginables como esta, pudiera ser que solo hayamos elegidos a los andaban disponibles. La disponibilidad se les agradece, pero ahora es el momento de que lo den todo y se pongan a resolver como si fueran un único partido, un único Gobierno. Que renieguen de sus diferencias y pongan a este país a funcionar como el país que realmente es, no como el quieren hacernos creer. España tiene capacidades industriales, sanitarias y logísticas suficientes para enfrentar con garantías a este enemigo desconocido que nos quiere arrodillar. Muchas empresas de todos los rincones de España se han puesto a disposición del Gobierno para fabricar material sanitario de alta necesidad, otras fabrican ya sin esperar órdenes.
Los españoles están esperando que los que los dirigen se dejen de hacer pucheros, de jugar al mus o demontar partidas de ajedrez y caigan trabajando como hacen los sanitarios del Ramón y Cajal o de La Paz.Un bello haiku que han impreso en todos los envíos de material sanitario de ayuda que Inditex trae estos días desde China dice así: “Aunque los océanos nos separen, nos une la misma luna”. Ciudadanos vascos, navarros, catalanes, madrileños, asturianos o andaluces están dándolo todo para imprimir en 3D equipos de respiración autónomos, están donando mascarillas, ofreciéndose a protección civil o simplemente trabajando para que el país siga funcionando. Esta es la fuerza de España.
Solo ayer sábado fallecieron 285 españoles por coronavirus. Los 4.000 fallecidos y sus familias merecen lo mejor de cada uno de nosotros. Nuestro Gobierno y nuestra oposición tienen una obligación histórica de responder con lealtad y unión, lo que a estas alturas de la batalla es lo mínimo que se les exige, no hay nada que pueda maquillar esto. Cuando esto acabe la ciudadanía querrá poner a cada uno en el lugar que se merece. Así siempre fueron las cosas. Y así seguirán siendo.
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