A todas las estrellas del cielo les sucede lo mismo. Brillan espontáneamente, naturalmente, sin temor a vendavales ni vaivenes, sin miedo ni grilletes, sin mordazas. Las estrellas son libres como el firmamento que las acoge y por fortuna la mano de los hombres no alcanza la virginidad de un espacio infinito que -despolitizado- respira a su antojo en la cúpula de nuestras horas. Las estrellas chillan su belleza porque son universalmente libres, valientes sin querer serlo. Son estrellas, morirán estrellas y están más altas que todos los intentos del hombre por someter, manosear y ensuciar su pureza. Todas las estrellas del cielo son y serán libres -por fortuna- a pesar de la obsesión de quienes entienden la vida en una sola dirección, en un solo sentido que ahoga el aire limpio de la libertad.
El universo de la tauromaquia y la cultura del toro necesitan ahora más que nunca a esas personas que no se rinden nunca, que enarbolan sin complejos la bandera de la lucha por las raíces, por el origen, por esas semillas que -debidamente regadas- dan los frutos más exquisitos de nuestra razón de ser y vivir. Nuestra cultura. Son estrellas en una sociedad que escupe en tu libertad porque sólo defiende la suya. Se apoyan en una libertad de expresión que pasa por "su" orientación ideológica y social. Cuando se trata de la tuya, no puedes expresarte en libertad porque va contra lo establecido. Únicamente existe un código moral que por cierto es más código que moral.
Estrella Morente le ha dado la mano a los versos de Bergamín y desde el firmamento de su libertad -que duele porque es libre- ha recordado que Enrique y Aurora la engendraron única, mujer independiente, como la luna. Y puede y debe expresarse en libertad. Ole por ella, por su transgresión, por su defensa de la cultura, por saltarse la valla de la dictadura imperante que permite que a su marido le llamen "asesino" y a ella "nazi" sin que pase nada en la televisión pública. Ole por Estrella y su capacidad para seguir gritando al alba del universo de su instinto flamenco y noble que ha nacido mujer libre. Ole por romper barreras y arrancar mordazas con sus dientes. Y gritar y alzar la voz sin temor alguno aunque viertan toneladas de basura sobre su nombre. Ella, como las estrellas del cielo, brilla espontáneamente, naturalmente, con la misma intensidad que resalta el intenso odio que destilan las sucias palabras de Maialen.
Es hermoso que a Estrella la llamen valiente. Pero Estrella Morente es, sobre todo, una mujer libre. Y de eso se trata. De libertad.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
