Esa frase que se oye en la calle, en las tertulias (sólo en las tertulias de mala baba, es decir, casi todas), y se lee en las columnas de opinión, como ésta, referida a los políticos cuando ocupan un cargo y, sobre todo, cuando está cantado que lo van a dejar no es, en modo alguno, aplicable al gobierno recién nombrado por Pedro Sánchez. ¿A dónde van a volver? se dice de concejales, diputados provinciales o nacionales y de los políticos “profesionales” sin profesión, con una generalización injusta a todas luces. Pero no se dirá de este gobierno que tanto tiempo y trabajo ha costado para poderse formar. Gana en preparación técnica, títulos de sus componentes, brillantez y competencia a todos los anteriores que ha tenido España y a los gobiernos autonómicos que tantos ataques lanzan contra el gobierno de la nación, mucho antes de tomar posesión. El récord lo ostenta el de mayor edad, propuesto por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Se trata de Manuel Castells con dieciocho títulos de doctorado “Honoris Causa”, varias decenas de libros publicados y docente en las más prestigiosas universidades de todo el mundo. Ahora ha aceptado ser ministro de Universidades. Ninguna preocupación, por tanto, sobre a dónde volverá ni él ni ninguno de los miembros de este nuevo gobierno.
La verdadera preocupación, por tanto, se debe centrar en la progresión de las pensiones, de los salarios, el cambio climático, el precio de los alquilares y la adquisición a precio asequible de vivienda, la vuelta del talento emigrado, la renovación digital de España -de la poblada y de la deshabitada-, el paro y todo lo demás.
La estrategia de Partido Popular, Ciudadanos y Vox de adelantarse a criticar a un gobierno con tanta antelación no es muy patriótica que digamos. Más aún el concertar los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos que controlan contra un gobierno que aún no había balbuceado. El dicho de “Por sus obras los conoceréis” ha sido sustituido por esos partidos por el veto preventivo, por los apoyos recibidos para la investidura. ¿Le quedaba otra opción? Parece que no, tras meses esperando que algún partido diera su abstención a un gobierno en solitario del Partido Socialista. No fue posible porque la única alternativa no era un gobierno de otro signo sino la mera repetición (de la repetición electoral), las terceras. Más patriotismo.
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