En román paladino

La resaca

Ninguno -salvo Pedro Sánchez - espera ganar las elecciones y -salvo miedo al precipicio de las terceras- tardaremos en formar gobierno

Publicado: 06/11/2019 ·
22:18
· Actualizado: 06/11/2019 · 22:18
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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La resaca del debate ha traído algunas conclusiones.  La primera es la continuidad del bloqueo político. Era el tema central del debate y la preocupación  principal de los televidentes. ¿Saldrá de aquí -se preguntaba la gente- una solución para que se pueda formar gobierno y no se vaya a terceras elecciones? Sólo hubo una propuesta. La hizo el presidente en funciones del gobierno. Se resume en pocas palabras: Si, concluidas las elecciones, no se consigue formar una mayoría en el parlamento para  formar gobierno, se vería lograr un acuerdo político para que gobierne la lista más votada. Sucede en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas de Asturias y el País Vasco con absoluta normalidad. Pero se hace no por acuerdo político sino por la ley electoral o la de los respectivos estatutos de autonomía. Era la respuesta más esperada que el debate no brindó. Ningún líder político se unió a la propuesta. Detecta esa actitud dos cosas, que ninguno -salvo Pedro Sánchez - espera ganar las elecciones y segundo que -salvo miedo al precipicio de las terceras- tardaremos en formar gobierno. Nuevamente no se será coser y cantar formar gobierno en España.

La segunda  es que se ha presentado  ante la opinión pública un nuevo actor político: Vox. No es que sea un partido fascista, racista,  homófobo,  franquista,  machista, nacionalista español o anticonstitucional porque eso es  etiquetar muy fácilmente a un partido legal. Pero los hechos y su posicionamiento en las instituciones donde ha posibilitado  gobernar al Partido Popular y a Ciudadanos  son elocuentes. Condiciona su apoyo siempre a normas contra los inmigrantes, contra la violencia a las mujeres, contra el sistema autonómico, contra el sistema de protección social o  contra cualquier medida sobre el cambio climático. El cerco presencial a los centros de menores extranjeros por parte de sus dirigentes o su oposición a  participar en cualquier acto  contra la violencia de género, la demanda de supresión de las comunidades autónomas o la defensa de la familia Franco está ahí. Un partido típico de extrema derecha que ha entrado en el círculo político blanqueado por el PP y Ciudadanos por la necesidad de conseguir sus votos para hacerse con las instituciones aún perdiendo las elecciones, como en Andalucía, Madrid, Castilla o Murcia. Ésa es la historia que se ha vivido.

Las cartas se están terminando de echar. Quedan días para decidir.

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