Hace ya más de un año que me incorporé al bufete en calidad de gerente. Mi relación con el mundo de la abogacía siempre ha sido muy especial, no en vano mi padre y abuelo han ejercido esta profesión, por lo que me encontré en un mundo familiar a la par que desconocido profesionalmente hablando. El mundo de los despachos de abogados es peculiar e intrigante, están sometidos a una evolución constante en un mundo que les ha llevado a cambiar su profesión de arriba abajo.
Esta responsabilidad la comparto con mi afición a la gastronomía, donde llevo más de tres años escribiendo reseñas de restaurantes por toda España. Mi vuelta a casa coincide con mi traslado desde Madrid a Sevilla para reencontrarme con la pujante cocina andaluza. Es verdad que Sevilla se ha quedado atrás en una corriente que está poniendo Andalucía en la punta de la gastronomía nacional, ejemplos como Noor en Córdoba, Bagá en Jaén o Lú en Jerez, no encuentran réplica en la cocina de la capital andaluza, en la que sólo el rompedor Cañabota luce. De hecho, hemos visto como grandes y no tan grandes proyectos gastronómicos han ido cayendo en los últimos años. ¿Es Sevilla realmente una plaza tan difícil? Aunque así lo fuese el turismo que se genera en esta ciudad tendría que valer para llenar un espacio de este tipo. Entonces ¿es que no ha habido una apuesta lo suficientemente ambiciosa por parte de un hostelero? Parece que es la pescadilla que se muerde la cola, aunque espero que más pronto que tarde Sevilla reclame el espacio que le pertenece.
Este año con la gala de la guía en la ciudad la falta de estos proyectos se hace más evidente. Todo esto alimentado porque se ve con ilusión que la guía roja francesa deje alguna estrella más en la ciudad, cosa que humildemente no creo que pase, ya que ningún establecimiento sevillano está en verdadera disposición de conseguirla. Lo que si preveo que probablemente será una gran noche para Andalucía, aunque perdamos nuestro segundo triestrellado, la región está creciendo a pasos agigantados gracias entre otras cosas a lo bien que se está llevando la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo.
Abogacía y gastronomía, profesión y pasión, dos mundos tan diferentes con un sinfín de peculiaridades cada uno que cambian cada día que pasa.
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